El creador de la cápsula de suicidio revela sus planes de crear un implante corporal que mataría a quien olvide desactivarlo

Philip Nitschke, activista en favor de la eutanasia, durante una entrevista con Reuters, el 7 de mayo de 2009. Stefan Wermuth / Reuters

Por RT

El dispositivo estaría destinado a personas con enfermedades cerebrales degenerativas, como demencia o alzhéimer.

Figura polémica para muchos, el doctor Philip Nitschke anunció en una entrevista con el diario británico The Independent, publicada este lunes, que planea crear un implante corporal capaz de matar a quien lo lleve si por algún motivo se olvida de desactivarlo.

Nitschke es el fundador de la organización Exit International, creadora de una cápsula de suicidio denominada Sarco, hecho que acaparó los titulares mediáticos a principios de diciembre.

El activista en favor de la eutanasia explicó que el dispositivo estaría destinado a personas con enfermedades cerebrales degenerativas, como la de Alzheimer o la demencia.

Actualmente, según dijo, un equipo de especialistas de su organización adelanta el proceso de elaboración del implante, que los eventuales usuarios tendrán que desconectar a diario.

“Cuando una persona está amenazada por la demencia pero todavía en su sano juicio, en algunos lugares se le permite desde hace ya 10 años suscribir un documento legal en el que diga: ‘si me ocurre tal cosa, mátenme’.

Ahora, 10 años después, puede venir un médico, leer ese papel y, aunque no sepa qué camino es hacia arriba o hacia abajo, ponerle legalmente una inyección y acabar con su vida”, resaltó el fundador de Exit International.

Nitschke considera que el implante le aportaría una mayor responsabilidad al propio usuario, al proporcionarle la opción de cumplir lo que en su momento pidió, “que es no seguir viviendo como una especie de vegetal“.

Preguntado sobre qué pasaría en caso de un mero olvido, el activista explicó que el dispositivo pitaría a lo largo de “un día o dos” para alertar al usuario y solo se activaría si este no reacciona, lo cual sería signo de que la enfermedad ha avanzado hasta el punto en que la persona pedía poner fin a su vida.

Sin embargo, la creación del dispositivo está todavía rodeada de incertidumbres. A nivel técnico, Nitschke admitió que aún no se ha determinado qué sustancia se utilizaría para provocar la muerte a quien decida implantárselo.

En cuanto a la jurídico, reconoció que el asunto deberá enfrentar “barreras legales significativas”. Aun así, se muestra optimista: “No creo que nadie te sancione mucho si dices ‘voy a ir por ahí implantándole veneno a alguien”, dijo.

 

 

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