Periodista independiente formula las preguntas adecuadas y deja sin palabras al enviado especial de la OMS para el Covid, David Nabarro

Por Astillas de Realidad

La entrevista que acompaña estas líneas supone una agradecible muestra de lo que debería ser el verdadero periodismo, pero ha dejado de serlo por el apesebramiento de los medios oficiales. Ha tenido que ser un medio alternativo, Rebel News, el que haya planteado a un jerarca de la OMS las cuestiones capitales que durante dos años nos estamos estado haciendo todos los que le hemos visto las costuras a una organización que ha actuado más como una mafia de expeditivos métodos al servicio de los intereses farmacéuticos que como un foro de asesoramiento a las naciones. Las respuestas del capitoste a la inesperada encerrona en que se ve no solo evidencian que está cogido en renuncio, demuestran que tanto él como la nefasta Organización Mundial de la Salud tienen mucho de lo que avergonzarse.

Avi Yemini, un periodista australiano de un medio alternativo abordó a un jefazo de la OMS (el embajador especial para asuntos del Covid, doctor Nabarro) en los alrededores del Foro Económico Mundial de Davos. Las cuestiones que le planteó convierten la entrevista en el primer -y, por ahora, único- cuestionamiento público serio que se le ha hecho durante estos ominosos tiempos a un representante de esta organización, representante que intenta lo que en España llamamos “nadar y guardar la ropa” con sus respuestas evasivas.

El periodista le pregunta por la eficacia de los confinamientos.

– Para nosotros, debían ser el último recurso.

Le pregunta por la vacunación obligatoria.

 Nosotros en ningún momento hemos propuesto ese tipo de medidas.

El ejecutivo de la OMS le dice que la pandemia aún no ha terminado y el periodista le pregunta si nos quieren seguir metiendo miedo. El ejecutivo globalista no responde, pero protesta porque se le está haciendo una entrevista muy agresiva, y Yemini le contesta que han estado confinados más de un año en su ciudad (Sidney) por culpa de su organización. Cuando Nabarro dice que son los gobiernos quienes han tomado las decisiones, no la OMS, llega el jaque mate del entrevistador callejero:

“Si la OMS no tiene responsabilidad sobre sus propias decisiones, ¿entonces con qué derecho reclama autoridad sobre los gobiernos para dictar las medidas de la próxima pandemia?”

Nabarro no sabe dónde meterse. La emboscada de un informador a pie de calle ha desnudado el doble juego de las pretensiones de arrogarse las decisiones en materia sanitaria de una organización criminal que a la hora de la verdad echa balones fuera en cuanto a las responsabilidades que debería asumir.

Tristemente, el periodista-guerrillero que consigue sacar los colores a un ensorbecido jefazo ha tenido que pagar el precio de su atrevimiento: nada más volver a Australia fue arrestado en el mismo aeropuerto y le retiraron el pasaporte.

Esta es la libertad de expresión y del ejercicio de periodismo que existe en la democracia.

Parece que al final el enviado de la OMS sobre el Covid no tenía tan poco poder como decía …

(Fuente y traducción al castellano del vídeo: https://rafapal.com/)

El epílogo esperanzador de esta noticia es que ya podemos afirmar que el tratado de pandemias mediante el cual la OMS pretendía secuestrar la soberanía de los países en materia de salud se ha saldado con un absoluto fracaso: https://www.onenation.org.au/who-forced-into-humiliating-backdown.

A pesar del rendido apoyo de la U.E., de Trudeau y de Joe Biden al sometimiento de sus países a los dictados de la corporatocracia del “Big Pharma”, la oposición de Brasil (país que anunció su intención de abandonar la OMS antes que permitir que ésta de órdenes a sus ciudadanos), Rusia, India, China, Irán, Malasia y los países africanos han obligado a la OMS a “envainársela” y renunciar a sus descabelladas pretensiones.

El exceso de ambición de los globalistas ha vuelto ha ir más allá de lo que la pura lógica les permitía. O, volviendo a un dicho de por aquí, “la avaricia rompe el saco”.

Volverán a intentarlo, pero cada vez les será más difícil ante el número creciente de ciudadanos conscientes e informados que va despertando.

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