Los antiguos egipcios eran grandes amantes de las plantas, pero, hay una en especial, a la que tenían mucho aprecio, porque consideraban que era la flor del dios sol, se trata de la poco valorada, manzanilla.
Se encontraron restos de polen de esta planta en la tumba de Ramsés II, se creía que le proporcionaría la fuerza y la serenidad, que necesitaría para pasar a la otra vida.
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