Escrito por Félix Román Negrín Rodríguez para Buscando La Verdad

La sociedad en su conjunto padece de una demencia senil sin precedentes, aunque muchos no nos demos cuenta. No somos capaces de razonar con el sentido de la lógica, si lo fuéramos nos daríamos cuenta de lo profundamente perturbados que estamos todos a nivel como especie.

Aunque eso nunca va a suceder porque la definición de “locura” la inventamos nosotros y podemos manipularla a nuestro antojo, eso nos permite etiquetar como “locos” a determinadas personas y negarnos a ver los atisbos evidentes de enajenación que afectan a todos en su conjunto, en toda la sociedad, a pesar de tener muestras de ello delante de nuestras propias narices.

Voy a poner un ejemplo: analicemos los demenciales mecanismos mentales que se ocultan tras algo tan simple como pedir un autógrafo. Todos nos hemos acostumbrado a ver la imagen de personas persiguiendo a personajes famosos con el fin de pedirles un autógrafo, o hacerse una foto con el personaje. Lo vemos como algo simple y normal, y es posible que muchos de nosotros hayamos seguido el mismo impulso alguna vez en nuestras vidas.

Pero…¿qué mecanismos mentales se oculta tras un simple autógrafo, o una foto con un personaje famoso?. La realidad tangible de las cosas es que un autógrafo no es más que un garabato, una raya sobre un papel. El valor que pueda tener eso es exactamente el valor que nosotros decidamos otorgarle, poco importa quien haya hecho esa firma, cómo, cuándo, donde, sigue siendo un simple garabato sobre un papel, se mire por donde se mire.

Lo mismo se puede decir de hacernos una foto junto a un personaje muy famoso, célebre, prestigioso, por más vueltas que le demos, por mucho que nos empeñemos es una simple foto, nada más, tendrá el valor que nosotros le otorguemos; ninguno más.

Una demostración del nulo valor que tienen tanto la foto como el autógrafo es que el personaje famoso las olvida en pocos minutos, nunca más volverá a recordarlas.

Yo me pregunto entonces ¿por qué razón las personas hacen largas colas durante horas para conseguir esos garabatos trazados con desgana o esas fotos forzadas al lado del señorito de turno?.

La razón principal es que han decidido ejercer de vagos, de parásitos, y lo más irracional de todo esto es que son parásitos… de nada, debemos tomar conciencia que el mecanismo que convierte en un determinado individuo en un famoso personaje, no tiene que ver necesariamente con sus capacidades, talentos, o vitales logros.

Hay personas que realizan grandes obras para el progreso de la humanidad que no conoce nadie y a las que nadie se aproxima para pedirles una foto, o

un autógrafo. Nadie lo hace porque esas personas carecen de aureolas, es aureola es un valor abstracto y por lo tanto ficticio, que las personas crean en el interior de su mente y que deciden aplicar sobre otras personas concretas. Cuando muchas personas aplican por contagio social la misma aureola ficticia sobre una persona, ese personaje por consenso, se convierte en un personaje célebre.

Por considerarse esa persona afortunada por haber estado cerca de un personaje no tiene ningún sentido lógico porque no le rodea ninguna aura especial, es una persona más como otra cualquiera. Estar cerca de ese personaje no te curará el acné, ni te crecerá el pelo.

¿Porqué no se le otorga ese valor especial a la persona que te sirve el café cada mañana en el bar de la esquina?.

Así pues esa aureola especial que rodea al personaje, es una creación ficticia que solo existe dentro de tu mente y por extensión, en la mente de todos. Es el mismo mecanismo por el cual le concedes un gran valor a un trozo de papel al que llamas dinero, o a ese fragmento de carbono cristalizado al que llamas valioso diamante, ese valor es una ficción creada por tu mente.

Esas mismas personas que otorgan ese halo mágico y ficticio al personaje famoso olvidan que esa aureola sólo existe dentro de su psique, y entonces deciden aproximarse a la celebridad con el fin de absorber parte de ese resplandor que ellos mismos han imaginado

No nos engañemos la realidad es ésta: una persona que le pide un autógrafo, o una foto a un personaje famoso, está intentando apropiarse de parte de esa “aura mágica” que él mismo le otorga.

Sencillamente… es demencial.

Todos lo vemos como algo normal, cuando en realidad es un acto de enajenación y estupidez colectiva. Lo más increíble de todo esto es que lo tenemos delante de nuestras propias narices, nadie se da cuenta de ello del nivel de sinsentido al que hemos llegado como especie humana.

Y a pesar de parecer algo tan anecdótico y simple, un autógrafo o una foto con un personaje famoso encierra aún más elementos retorcidos en su interior. Es precisamente esa visión inferior de nosotros mismos la que nos empuja a acercarnos a un personaje público con el fin de tratar de absorber parte de aquello que en nuestra psique, lo convierte en especial, como si él fuera un foco de luz y nosotros una polilla.

Es la triste realidad: una persona que se hace una foto con un personaje famoso, en ese mismo instante está ejerciendo de parásito, como una pulga o una garrapata que chupa la sangre. Un parásito que trata de absorber el resplandor imaginario del personaje célebre, un mecanismo que solo contribuye a reforzar aún más le demencia grupal.

Si todo lo expuesto hasta ahora resulta ridículo de por sí, aún podemos hallar un nuevo elemento que profundice aún más ese fango absurdo que satura nuestras mentes.

Por más que nos empeñemos, una chaqueta vieja que ha pertenecido a Elvis Presley, sigue siendo una chaqueta vieja, no tiene más valor por ello que el que nosotros le decidamos otorgar dentro de nuestra mente.

Por mucho que nos empeñemos, un autógrafo sobre un papel sigue siendo un garabato aunque lo haya firmado Donald Trump, Biden, o Macron, así de simple; no hay más. El sistema por desgracia se apoya sobre estos absurdos mecanismos sin lógica, sin sentido.

Es urgente que afrontemos con rigor este problema que nos aqueja, pues estamos sometidos a un proceso de degradación cada vez más acentuado, los seres humanos hemos sido capaces de llegar a las más elevadas cotas de lo absurdo por culpa de nuestra capacidad de abstracción, a la vez gracias a ello, hemos sido capaces de asumir cada nuevo nivel de sinsentido como una realidad dotada de las más sólidas lógicas internas.

Somos capaces de crear escenarios surrealistas que no tendrían ningún sentido en el mundo real si estuviéramos despiertos que sin embargo tienen una lógica interna sólida cuando estamos inmersos en el sueño.

El problema de esto es que, como sucede con muchos sueños; nuestro mundo psíquico-social vive un proceso de degeneración que tiende a acelerarse cada vez más. Podríamos pensar que, por lo tanto; estamos igual que hace unos siglos y que ésta tendencia tiene mucho que ver con la psicología profunda a nivel de especie.

Ese mismo mecanismo con el paso del tiempo ha ido acercándose cada vez más a una lógica vacía de sentido, es un proceso de degeneración abstracta y lógica que podemos ver como se acelera cada vez más en nuestro mundo.

Hemos empezado siendo prisioneros de nuestro concepto abstracto, y pronto seremos prisioneros de un vacío.

Es una caída al abismo en toda regla, un aprisionamiento progresivo de la mente humana en el que las cadenas están formadas por eslabones cada vez más irracionales y absurdas.

Es como una gran pesadilla cuyas lógicas internas degeneran sin cesar y que parece que nunca va a tener fin.

¿Cómo puede ser que nos esté sucediendo algo tan grave como especie humana, y que nadie se de cuenta?

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