La amenaza de la nueva variante sudafricana del coronavirus, que la OMS ha bautizado como Omicron, y su potencial resistencia parcial a las vacunas -que aún se está estudiando- supone un giro de 180 grados para el mercado. Se ha pasado de la preocupación reinante sobre las presiones inflacionistas y los tipos de interés a un escenario de nuevos confinamientos. Las consecuencias para las principales variables del mercado serían un petróleo más barato, alivio para la inflación, nuevo retraso en las subidas de tipos, pero con el agravante de una recuperación económica truncada de cuajo.
Nueva variante de covid, nuevo escenario potencial para la economía y los mercados. Hasta que no haya mayor certidumbre sobre el alcance y la agresividad de la última variante sudafricana será imposible prever su impacto en los mercados y la economía, pero teniendo en cuenta que es posible que sean resistentes a las actuales vacunas -aunque aún no se sabe en qué medida-, esto supondría un nuevo escenario para los mercados y la economía.
En cuestión de horas, las perspectivas sobre los mercados y la economía podrían quedar patas arriba. Pasaríamos de un escenario en el que la inflación era la principal amenaza, con unos precios del petróleo imparables (han obligado a EEUU a anunciar la mayor liberación de reservas de su historia) y las primeras subidas de tipos a la vuelta de la esquina a otro casi radicalmente opuesto. Los futuros sobre materias primas y tipos de interés están mostrando algunas pistas de lo que podría ser el nuevo escenario si se confirmase que la nueva cepa del covid es más contagiosa y resistente, algo que aún está investigándose.
La primera pieza de este nuevo escenario estaría en el mercado de petróleo. Los futuros de Brent (crudo de referencia en Europa) y de West Texas (referencia en EEUU) han llegado a caer más de un 10%. En dólares, este descenso supone la pérdida de más de 8 dólares en una sesión, lo que dejaría el barril por debajo de los 70 dólares con el WTI. También sufre el precio del gas natural, que está en el ojo del huracán en la crisis energética de Europa. Los futuros corrigen alrededor de un 4% y caen por debajo de los 90 euros el Mwh.
La amenaza de una variante inmune a las vacunas supondría una caída a plomo de la demanda de energía ante la posibilidad de que se extiendan los confinamientos duros. El petróleo y el gas han sido dos de los principales propulsores de la inflación hasta la fecha. De modo que una energía más barata restaría fuerza a las presiones inflacionistas en las próximas semanas y meses.
Esta semana el miembro del BCE Fabio Panetta explicaba que un elevado porcentaje de la inflación actual correspondía a los precios de la importación. Para la Unión Europea es lo mismo que decir que los precios quedan a merced de la energía, por la dependencia exterior.
La caída del precio del crudo podría continuar si los países comienzan a implementar más restricciones fronterizas para evitar la propagación de la nueva cepa, lo que limitaría la movilidad internacional y lastraría el consumo de combustibles. El peor escenario sería la implementación de limitaciones a la movilidad interna, que supondrían un duro golpe para el consumo de gasolina y gasóleo.La caída de la energía y una mayor incertidumbre sobre la economía están enfriando a su vez la expectativas de inflación en la zona euro o EEUU. Estas expectativas son seguidas de cerca por los bancos centrales, que buscan mantenerlas ancladas cerca del 2%.
Hasta ahora, uno de los riesgos era que se desanclasen hacia arriba, que los agentes pronosticasen que los bancos centrales iban a perder el control de la inflación, pero esta nueva variante tiene el potencial de ‘apagar’ ese fuego (quizá echando demasiada agua) ante la previsión de unos precios energéticos más débiles y una demanda más moderada.
Sin inflación al alza en el horizonte, se reduce la presión para que los bancos centrales suban tipos. El mercado estaba descontando una subida de tipos de interés del Banco Central Europeo para 2022, que dejaría el tipo sobre la facilidad de depósito en el -0,4%, frente el -0,5%. Esta subida de tipos prevista por los mercados se ha evaporado en horas. Los futuros a un año del Eonia, un índice de tipos de interés de la zona euro (que también se usa para descontar los próximos movimientos del BCE) han dado un giro importante en pocas horas, borrando casi todas las subidas de tipos que descontaban.
El futuro del Eonia refleja la caída de los intereses en el mercado por el impacto de la nueva cepa. Las expectativas de Bloomberg relajan la subidas de tipos por parte del BCE, también, respecto la semana pasada. Ahora descartan incluso una posible subida para finales de 2022 frente al 100% a principios de la semana pasada. Ángel Talavera, economista jefe de Oxford Economics para Europa, ironizaba en Twitter deseando suerte a todos los que vaticinaban o apostaban por una subida de tipos de interés en la Eurozona en 2022.
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