Por Sonia Gupta / AEnigma
Algo extraño sucede en algunas ocasiones en las que una persona se encuentra en una situación límite en la que su vida pende de un hilo, algo que han referido un buen número de testigos entre los que se hallan exploradores, escaladores y navegantes por ejemplo.
Un efecto que se ha denominado como ‘Factor del Tercer Hombre’ por el que estos individuos refieren que una extraña presencia apareció en el momento en el que más lo necesitaban ayudándoles a seguir adelante.
Casi siempre se percibe como algo positivo: les reconfortan, les animan y les ayudan a superar las adversidades. A veces pueden verse y en ocasiones, sólo las sienten con ellos pero la sensación es tan fuerte, que los testigos no dudan en absoluto que hay alguien más en esa situación con ellos.
Y su apariencia es variable: sombras, siluetas, seres queridos o simplemente voces que hasta les dan indicaciones sobre lo que tienen que hacer. ¿Qué es este extraño efecto? ¿Entidades guardianas que protegen a los testigos o un mecanismo de supervivencia del cerebro todavía desconocido?
En esta ocasión veremos uno de estos casos sucedido en 1916 a un oficial de la marina que fue capturado por el bando contrario en pleno conflicto bélico y hecho prisionero pero que decidió escapar emprendiendo un viaje casi imposible en el que se jugó la vida en varias ocasiones.
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