Ilustración del sistema planetario COCONUTS-2, con el planeta gigante gaseoso COCONUTS-2b en primer plano. B. Bays / SOEST / UHS

Por RT

Es un gigante gaseoso, seis veces más masivo que Júpiter, que orbita alrededor de una enana roja a una gran distancia.

Un estudiante de posgrado del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái (EE.UU.), junto con un equipo internacional de astrónomos, descubrió un exoplaneta con imagen directa, y es el más cercano a la Tierra jamás encontrado. 

Se ubica a una distancia de sólo 35 años luz y es aproximadamente seis veces la masa de Júpiter. Con unos 800 millones de años, se considera relativamente joven.

Se trata de un exoplaneta llamado COCONUTS-2b, que orbita alrededor de una estrella enana roja de baja masa llamada COCONUTS-2. Es un objeto bastante particular: es un gigante gaseoso relativamente frío y masivo, que orbita alrededor de su estrella a una gran distancia.

COCONUTS-2b, punto rojo en la parte superior izquierda. Zhang et al.\ The Astrophysical Journal Letters 2021

«Con un planeta masivo en una órbita superamplia, y con una estrella central muy fría, COCONUTS-2 representa un sistema planetario muy diferente al de nuestro propio Sistema Solar», dijo Zhoujian Zhang, autor principal del nuevo estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters’.

COCONUTS-2b se encuentra a unas 6.471 unidades astronómicas, que es 6.471 veces la distancia media entre la Tierra y el Sol, de su estrella anfitriona. Su período orbital es de aproximadamente 1,1 millones de años.

Es bastante frío para un gigante gaseoso, pero todavía alcanza una temperatura de unos 434 Kelvin (161 grados Celsius), a pesar de su gran distancia de la estrella. Su temperatura es el calor residual proveniente de la formación del planeta, que hace que este brille débilmente en las longitudes de onda infrarrojas, lo suficiente como para que sea perceptible en imágenes directas.

«Detectar y estudiar directamente la luz de los planetas gigantes gaseosos alrededor de otras estrellas es normalmente muy difícil, ya que los planetas que encontramos suelen tener órbitas con poca separación y, por tanto, quedan enterrados en el resplandor de la luz de su estrella anfitriona», explicó el astrónomo Michael Liu, de la Universidad de Hawai.

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