Imagen ilustrativa Unsplash / National Cancer Institute

Por RT

Agentes de la Guardia Civil emplearán la última tecnología para analizar los dos coches implicados en el crimen.

El crimen de las niñas de Alcàsser, uno de los episodios violentos que más marcó a la sociedad española en las últimas décadas, abre un nuevo episodio cuando está a punto de cumplirse el 29 aniversario del asesinato de Miriam, Toñi y Desirée, que tan solo tenían 14 y 15 años de edad.

La Guardia Civil reabrió la investigación en febrero y un equipo se ha trasladado a Valencia para realizar un nuevo examen de dos coches, un Opel Corsa blanco y un Seat Ronda, que estuvieron involucrados en el macabro suceso.

El primer vehículo es en el que Miguel Ricart y Antonio Anglés recogieron a las tres niñas mientras hacían ‘autostop’, para después raptarlas, violarlas, torturarlas y matarlas. Ahora, con las últimas técnicas forenses, se espera encontrar restos de las tres menores desaparecidas y asesinadas el 13 de noviembre de 1992.

Ricart fue detenido, juzgado y condenado a 170 años de cárcel, aunque solo cumplió 21 privado de libertad y salió de prisión en 2013. Por su parte, Anglés, el presunto autor material de los asesinatos, consiguió huir y a día de hoy es uno de los criminales más buscados por Interpol. Las indagaciones que se están llevando a cabo ahora pretenden consolidar las pruebas en su contra en el caso de que pudiera ser detenido.

La magistrada Elisa Fort ordenó las inspecciones de los dos vehículos y el análisis de más de 100 cabellos que en su momento fueron descartados para su estudio en laboratorio con la tecnología de la que se disponía hace tres décadas. Se buscan pruebas de ADN que incriminen materialmente a Anglés.

En 1993 los agentes no hallaron rastros genéticos que situaran a las menores en el Opel Corsa, lo que motivó que recientemente una de las acusaciones populares solicitara nuevos análisis. En aquel entonces se recogieron 165 pelos, aunque solo se pudo extraer ADN de siete de ellos, y ninguno era de las niñas.

Un crimen que mantuvo al país en vilo

La noche del 13 de noviembre de 1992 Miriam, Toñi y Desirée se dirigían a la fiesta de un instituto que se celebraba en la discoteca Coolor, en el municipio valenciano de Alcàsser. Ricart y Anglés vieron a las chicas y se ofrecieron a llevarlas en su Corsa, pero en lugar de dejarlas en la discoteca se dirigieron hacia una caseta ruinosa conocida como ‘La Romana’, en una zona de difícil acceso.

Allí las niñas fueron violadas, torturadas y obligadas a caminar hacia una fosa, donde fueron disparadas en la cabeza y posteriormente enterradas. Los cuerpos no aparecerían hasta el 27 de enero, más de dos meses después, cuando unas intensas lluvias removieron la tierra y dejaron parte de los cadáveres al descubierto.

Las pruebas halladas en la fosa llevaron directamente a Ricart y Anglés. El primero fue detenido inmediatamente, pero el segundo consiguió huir. Su pista se perdió en Lisboa y desde entonces se barajan dos posibilidades. La primera es que embarcara como polizón en un barco con destino a Irlanda; la segunda es que lo hiciera dirección a Brasil, su país natal, ya que tenía doble nacionalidad hispano-brasileña.

Deja una respuesta

Comentarios

No hay comentarios aún. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *