Ni una dosis más

Nos encontramos en un extraño tramo del plan globalitario. Mucha gente que fue engañada e inoculada (recuerden que vacunado no hay nadie) disfruta todavía de su código QR, el cual caducará pronto.

Ahí está la gran decisión que deben tomar, y que están posponiendo muchos ¿van a seguir participando en el sorteo de muertes e invalideces varias y colaborando con la tiranía sanitaria o se van a convertir en peligrosos negacionistas?

Esto lo saben los conspiradores, por eso han hecho sus cálculos.

No duden de que ellos sí poseen los datos reales a un año vista por lo menos.

Millones de polinoculados bidosis han decidido no seguir, por tanto los globales van a crear una nueva psicosis para hacer que cambien de opinión.

Saben que si picaron una vez son proclives ha volver a creer.

No sé qué será, pero da igual, el sistema, la estructura narrativa y el modus operandi serán los mismos.

Ellos activan rebrotes a demanda, pero simultáneamente deben avanzar en la implementación de su Agenda Siniestra de control social que incluye la desaparición del dinero físico y el control de desplazamientos de la población con la excusa climática.

No tardarán en limitar nuestros movimientos en vehículos privados y transportes públicos a través de un sistema de puntos vinculado a ese QR.

Tratarán de hacer lo mismo con el abastecimiento de alimentos y agua.

El que acceda a ponerse dosis sin fin gozará del título de buen ciudadano responsable y le serán concedidos los favores de la OMS y el estado.

Los que no, verán sus vidas dificultadas por una pléyade de obstáculos de todo tipo.

La única solución es que detecten una disidencia de al menos un 70%, y que las personas en masa ejerzan un voto inesperado y repentino.

Por otro lado es importante que un número creciente de personas practiquen la insumisión en sus vidas diarias con pequeños detalles como no ponerse bozales. Es un símbolo de sumisión; cada vez que nos tapamos la cara recordamos a los demás que somos obedientes ante algo que científicamente nunca tuvo sentido.

Las conversaciones privadas con sus médicos también son más importantes de lo que creen. Si cada día diez o veinte personas en consultas y pruebas comentan que ya no creen en el engaño, a los médicos les hace recapacitar, porque lo están viendo pero no se atreven a salirse de sus protocolos, y también se sienten cómplices tras muchos meses de haber colaborado en convencer a sus pacientes para que se inocularan.

Miles de médicos con buena fe tienen serios remordimientos de conciencia porque se están despertando.

Lo más importante es la objeción de conciencia con la siguiente dosis, que nadie vaya voluntario a seguirse envenenando la sangre, el ADN y el cuerpo en general.

Cada dosis es un voto a favor del siguiente engaño.

La dosis que define el futuro es la siguiente, ¡no se la inyecte! ¡Ni una más!

Pretenden seguir con la inercia, han incluido estas terapias génicas -que siguen sin estar aprobadas- en el calendario vacunal infantil para que parezca que son una vacuna más ¡pero no lo son!

Los padres deben tener cuidado porque van a intentar inocular a sus niños por defecto, sin que se den cuenta y sin consentimiento expreso.

Están muriendo niños por enfermedades cardíacas impensables en esa cantidad antes de las inyecciones asesinas. Cuide a sus hijos, infórmese sobre lo que dicen los miles de médicos y biólogos disidentes, no pueden hacerse vuelto locos tantos a la vez. Informarle a usted les está costando sus carreras y sus ingresos ¿no es suficiente para escucharlos?

Los que le dicen que se pinche cobran por ello, pero los que le dicen que no, se sacrifican destruyendo sus vidas ¿quienes son más creíbles?

Hasta que NADIE acuda no habremos ganado.

Fernando López-Mirones / https://t.me/elaullido

Visto en: Astillas de Realidad

Deja una respuesta

Deja un comentario