Por DIARIO16| WHO

Visto en: Trikooba Blog

La doctora explica el problema de que comiencen a vacunar «a los incautos y obedientes»

La Doctora Karina Acevedo es una de las científicas de referencia desde la pandemia del Covid-19 a nivel internacional. A través del grupo de comunicación «Akasha Comunidad», ha informado en todo momento, basándose siempre en documentación científica y en estudios contrastados, sobre cuestiones de máxima relevancia para nuestra salud.

Con motivo de la alerta dada el viernes por la OMS (de manera unilateral por su Director General), respecto a la viruela del mono, la Doctora ha hecho una serie de advertencias de gran interés y relevancia, que pasamos a reproducir a continuación.

«Hace unas horas Tedros Adhanom Ghebreyesus, el Director de la OMS, declaró que la viruela del mono constituye una Emergencia Internacional de Salud PúblicaLo hizo incluso cuando el comité asesor votó en contra, 6 de 9 de los asesores de ese comité habiendo votado contra esa declaración. Supongo que cuando se tiene muy claro lo que se desea hacer y se sigue al pie de la letra un libreto o el mandato de quienes dan las órdenes, da igual que el comité asesor no esté de acuerdo. Lo que seguía era declararlo emergencia internacional y ya está. Faltaba más.

Leer esta noticia fue un golpe para mí, lo confieso, porque llevo semanas (¿meses?) preocupada por la situación que se ha desarrollado, paso a pasito, alrededor de los casos que están siendo denominados «pox del mono» o «viruela del mono».

Aclaro que mi preocupación no es hacia el virus en sí mismo, ni hacia la enfermedad que este puede llegar a causar en personas susceptibles. ¡Para nada! Como he explicado anteriormente, el virus no es nuevo, se ha detectado desde hace décadas mediante aislamiento (bajo la definición de aislamiento de Virología) y secuenciación a partir de lesiones, y es un agente que tiene la particularidad de no poder infectar fácilmente al humano desde los hospederos comunes (que no son monos, sino roedores, por si tenían curiosidad), y entre humanos es aún menos fácil que infecte. Cuando lo hace y se dan las condiciones para que ocurra la enfermedad, suele provocar lesiones auto limitantes, que ni siquiera dejan secuelas si se evitan las infecciones secundarias con bacterias (les recomiendo que vean la entrevista que le hice al Dr. Oyewale Tomori, virólogo ex asesor de la OMS para viruela del mono en África.

No, la preocupación que he tenido y que me ha llevado a dar una serie de charlas sobre el tema a grupos pequeños de médicos en los últimos meses, es que ocurriera justamente lo que está pasando: que la OMS acabara declarando un «estado de emergencia internacional» y que dentro de ese contexto propusieran la vacunación contra la viruela humana a escala global (la «lógica» que comunican quienes mueven los hilos de la humanidad al usar una vacuna contra otro virus, es que parece conferir cierta protección cruzada contra el virus del pox del mono. Además, han de saber que, en una de esas coincidencias perfectas, justo fue autorizada hace poco tiempo (finales de 2019) una vacuna contra viruela para ser usada para inmunizar contra el pox de los monos.

¿Y cuál es el problema de que comiencen a vacunar a los incautos y obedientes con estas otras vacunas? Pues, que:

1) Esas vacunas son de tipo vivo atenuado (es decir, el virus fue pasado por varias condiciones en las que «sacrificó» su capacidad de hacer daño, pero puede seguir replicando. El virus es viable, pero no causa una enfermedad grave). Hay dos vacunas autorizadas a la fecha: Imvamune (también conocido como JYNNEOS e Imvanex) y ACAM2000ACAM2000 es de tipo vivo atenuado replicante, que usa al virus vaccinia (pox virus de las vacas) – y es con el que se vacunaba contra la viruela originalmente.  Imvamune es de tipo vivo atenuado no replicante que usa una cepa de vaccinia Ankara-Bavarian-Nordic (MVA-BN).

2) La vacuna contra viruela está asociada a cardiomiopatías y alteraciones cardíacas diversas, además de otros padecimientos. De hecho, una búsqueda en VAERS muestra que se han registrado 5716 reportes de eventos adversos post-inoculación contra viruela en los Estados Unidos desde 1990, año en el que comenzaron a registrar eventos. Eso es alarmante, ya que no se administraron muchas vacunas de viruela después de 1972, porque la enfermedad ya estaba erradicada y no se debe vacunar contra un patógeno ya erradicado, y mucho menos con vacunas atenuadas.  Si tienen curiosidad, hagan ustedes la búsqueda en VAERS. Ya expliqué cómo en un vídeo de hace meses.

3) En este momento, en pleno maratón-de-miedo y con dos, tres o cuatro inoculaciones contra COVID-19 en el cuerpo de más de la mitad de la población humana, muchos están inmunosuprimidos (las plataformas vacunales basadas en ARNm y en vectores adenovirales de las inoculaciones COVID-19 pueden inducir un estado de desregulación inmune). Es conocimiento básico (o debiera serlo, dado que todos los libros de Inmunología – supongo que editados antes de 2020 – lo explican) de cualquier inmunólogo, médico o médico veterinario, el que no se deben utilizar vacunas de virus atenuados en personas inmunosuprimidas. ¿Por qué? Por el riesgo de que en esa persona se ‘revierta a una alta virulencia’ el virus de la vacuna y ocasione la enfermedad que se busca evitar. Por otro lado, no tenemos idea – no hay un solo estudio al respecto – de lo que le provocará a alguien inoculado contra COVID-19 recibir esa vacuna contra la viruela, que ya está asociada a problemas cardíacos como evento adverso. Cualquier médico/político/farmacéutico que diga que ‘es seguro hacerlo‘ está mintiendo, porque no existe ninguna información al respecto. No uso esa palabra a la ligera: es así: quien en este momento diga «no pasa nada, es completamente seguro» está mintiendo. Si me muestran un solo estudio científico publicado antes del día de hoy, 23 de julio de 2022, en el que se haya evaluado el riesgo y las reacciones adversas que pueden darse luego de recibir la vacuna ACAM2000 o Imvamune en personas previamente inoculadas con una, dos, tres, cuatro inoculaciones COVID-19, tanto de ARNm como las basadas en vectores adenovirales, y que el tiempo de seguimiento de los sujetos sea biológicamente relevante, ofreceré una disculpa pública a los ofendidos por haberles llamado mentirosos.

4) Por otro lado, como indicamos en la Guía es muy posible que muchos de esos ‘casos’ se traten en realidad de otros padecimientos vesículo-pustulares, que por otro lado, han sido más frecuentes ahora que se han aplicado las inoculaciones COVID-19 (por mecanismos que ya he explicado anteriormente en este canal y en charlas). Si eso es así, ¿exactamente a qué le está dando la OMS el carácter de Emergencia Internacional en Salud Pública? La única emergencia internacional en este momento, es la del síndrome post-inoculación COVID-19.

5) Si aceptáramos de buena fe (al final, inspiran tanta confianza los expertos en salud pública, ¿no?) que el 100% de los 528 «casos de viruela del mono» reportados a nivel mundial entre enero y junio 2022 se tratan efectivamente de viruela del mono, no debemos perder de vista que el 98% de los casos se trataron de hombres homosexuales o bisexuales y el 41% tenía VIH-SIDA concomitante, con una media de edad de 38 años. Eso quiere decir que definitivamente no se trata de un problema que afecta potencialmente a todos. Además, el 95% de los casos se transmitió de forma sexual entre los afectados. Y para coronar el pastel, no ocurrió una sola muerte (ver Thornhill y colaboradores 2022). Me gustaría mucho comprender por qué las ‘autoridades sanitarias’, y ‘expertos’ consideran que esto justifica comenzar a vacunar indiscriminadamente a «personas de riesgo: inmunosuprimidos, etc.». ¿Qué es lo que pretenden lograr? O, será que saben perfectamente lo que desean lograr.

Siento mucho compartir esto con ustedes en un sábado, pero al final, somos una comunidad que busca informarse desde la veracidad, y las noticias relevantes o urgentes no siempre esperan al lunes.

No me gusta nada el alarmismo, el apocaliptismo, la fobiafilia, pero cuando el sentido común se junta con el conocimiento, a veces es posible ver escenarios que a toda costa queremos evitar. Una vez que lo vemos, no hacer algo al respecto me parece que raya en volverse co-responsables. El asunto es que no sé qué más puedo – podemos – hacer para ayudar a que no permitamos que, ahora, la narrativa sea la de «por la viruela del mono hay una necesidad imperiosa de vacunar y de aislar a la gente». ¡No sé qué más! Supongo que si la gente – la humanidad – no cae redondito en esta ocasión, como hizo con COVID-19, habrá esperanza. Pero si médicos, autoridades, rectores de universidades, representantes religiosos, profesores, directores y gerentes de empresas, padres de familia, tenderos, etc. vuelven a aceptar lo que se les diga sin cuestionar, pues, tal vez simplemente se trata de algo que la humanidad ha decidido aprender a la mala. Espero que no sea esa nuestra elección.

Les confieso que hay momentos, como hoy, en los que siento una profunda tristeza por lo que es capaz de hacer el ser humano cuando se deja corromper por dinero, por poder, o por la creencia de ser dueño de este planeta. Eso sí, se me pasará esa tristeza, porque, ¿saben? El amor que se siente por querer ayudar a otros es siempre más fuerte que la tristeza.»

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