El legado de Aaron Swartz, el joven genio que se opuso al poder que controla y monetiza la información

Por Pijamasurf

Aaron Swartz, a quien algunos consideran una especie de mártir del Internet, cumpliría 36 años este 8 de noviembre. Swartz, uno de los jóvenes más brillantes de su generación, murió a los 26 años, hace casi diez, orillado a una situación de enorme estrés psicológico por la presión que ejercieron poderosas instituciones académicas y estatales.

En el 2011 Swartz fue arrestado por la policía bajo cargos de allanamiento de morada, después de conectarse a la red del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y descargar artículos del prestigioso sitio JSTOR, la base de datos de artículos académicos más importante del mundo y sin duda la más importante.

Dado que el contenido de JSTOR es accesible sólo mediante el pago de una suscripción (personal o institucional), Swartz fue condenado por fraude con una pena cumulativa de hasta un millón de dólares y 35 años en prisión. Mientras permanecía en calidad de acusado de robo de información, Swartz se suicidó.

Su familia denunció que Aaron había sido víctima de una persecución, que llamó : «el producto de un sistema criminal-judicial plagado de intimidación y enjuiciamientos excesivos». El resto es historia. Pero más allá de enfocarse en los oscuros tentáculos del poder en la psicología de un joven, el mejor homenaje a Swartz es recordar sus ideas y sus logros.

Swartz fue uno de los arquitectos de una época en la que el Internet parecía mucho más interesante de lo que ha resultado actualmente.

Estudió programación en Stanford pero rápidamente dejó la carrera, pues antes de tener 20 años ya había creado notables plataformas que revolucionaron el acceso a la información. Programó recursos como el RSS y Markdown, además de cofundar Reddit y escribir el código base para Creative Commons, uno de los mayores logros en cuanto al libre acceso a la información de nuestra era.

La diferencia entre otros «genios» de la programación, el diseño y la ingeniería, es que Swartz no lo hacía por dinero, aun cuando su talento podría haberse capitalizado a niveles similares a los de actuales magnates del mundo digital.

A diferencia de personas como Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg o Elon Musk, Swartz tenía un espíritu auténticamente comprometido, compasivo y dirigido hacia el bienestar de la humanidad. Si bien esto lo llevó a una especie de anarquismo, anclado en lo que otros llamaron hacktivismo, pero siempre en ideas basadas en la igualdad, que acabaron poniéndolo en contra del «sistema» y de sus tendencias hegemónicas.

El académico John Naughton ha dicho sobre la transformación política de Swartz:

esto era esperable, pues nadie con su aguda inteligencia podía mirar el capitalismo neoliberal y no notar su injusticia, hipocresía e inequidad subyacente. Así que se transformó en el activista político mejor dotado tecnológicamente de la historia. 

Muy joven todavía, Swartz formuló un manifiesto a favor de la libertad de la información, afirmando el derecho a copiar y distribuir archivos que sean del interés público, como es el caso de los trabajo científicos. La ciencia, según la visión de Swartz, es patrimonio de la humanidad y debe ser accesible gratuitamente a cualquier persona: por derecho y para fomentar la innovación.

La información es poder. Pero como todo poder, hay aquellos que quieren quedarse con él. Todo el legado cultural y científico del mundo, publicado por siglos en diarios y libros, está siendo digitalizado y almacenado por un puño de corporaciones. ¿Quieres leer los trabajos con los resultados más importantes de la ciencia? Tendrás que enviar grandes cantidades a editoriales como Reed Elsevier. […] Debemos tomar la información, donde sea que esté almacenada, hacer copias y distribuirlas por el mundo. Debemos de tomar el material que ya no tiene copyright y añadirlo al archivo. Debemos comprar bases de datos secretas y subirlas a la red. Debemos de descargar publicaciones científicas y subirlas a la redes de compartición de archivos. Debemos de luchar por el Guerrilla Open Access.

Algo que no sólo se quedó en teoría, pues Swartz acabó siendo incriminado por subir a la red cientos de miles de publicaciones científicas y hacerlas disponibles gratuitamente. Lo cual, como vimos arriba, lo llevó a la muerte.

Swarzt también fundó el sitio Watchdog, el cual servía para «agregar datos visuales sobre políticos», como un organismo que vigilaba al poder mismo. En el 2008, también famosamente, descargó 2.7 millones de artículos de la Corte Federal de Estados Unidos, almacenados en la red PACER, con la intención de hacerlos disponibles más allá de un servicio muy caro e inaccesible para la mayoría de las personas.

Este fue su primer roce con la ley, pero el FBI finalmente decidió no acusarlo. En realidad existía el argumento que los artículos que estaban generando ingresos a PACER debían ser gratuitos porque los documentos federales no tienen copyright.

En los siguientes años buena parte del trabajo de Swartz se realizó en esferas políticas y sociales, desarrollando programas y campañas para avanzar ideas que favorecían la libertad de la información y la igualdad. Lanzó o participó en proyectos como Progressive Change Campaign Comitte y cofundó Demand Progress, con la intención de hacer que los congresistas de Estados Unidos estuvieran obligados a rendir cuentas.

Entre 2010 y 2011 Swartz fue investigador en Harvard, en el Edmond J. Safra Research Lab on Institutional Corruption, teniendo como objetos de estudio la corrupción política. Swartz cobró relevancia como una voz pública con su oposición a la Ley SOPA, que intentaba proteger las violaciones de copyright en Internet pero que también permitía que el gobierno selectivamente cerrara sitios inconvenientes acusándolos de violar la propiedad intelectual.

A la distancia, resulta admirable (aunque también un tanto lametable), que sea tan difícil de enumerar las diversas actividades que, teniendo como eje el libre acceso a la información y una visión del Internet como un medio libre de los intereses de una élite, contaron con la participación, el impulso, el esfuerzo y el trabajo de Aaron Swartz, numerosas y notables la mayoría de ellas, pese a que sólo vivió 26 años

Actualmente Internet ha cambiado. Sus áreas de interacción e intercambio, sus proyectos, su espíritu podría decirse: todo es muy distinto a como era hace apenas una década.

El entusiasmo a favor de que todo fuera gratis ha cedido en parte a una tendencia a que la información debe tener costo para que pueda ofrecer mayor calidad y fondear periodismo de investigación. Sin embargo, esto no impide que predominen las noticias falsas y que los grandes oligarcas de los medios monopolicen recursos, dicten agendas y coopten movimientos. 

Swartz peleaba por una realidad horizontal, dinámica, libre y creativa, en la que el Internet no estaba centralizado en unos cuantos sitios que pertenecen a su vez a un puñado individuos, que además explotan a los propios usuarios monetizando su información personal. La muerte de Swartz en cierta manera marca también la muerte del Internet, de ese Internet que había nacido con un espíritu idealista y plural.

Visto en: Maestroviejo

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