Por RT

El Archivo de Seguridad Nacional publicó una serie de documentos desclasificados sensibles sobre el poderoso exsecretario de Estado, con motivo de su 100 aniversario.

A propósito de los 100 años del poderoso exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger (1970-1977), el Archivo Nacional de Seguridad ha publicado una serie de documentos que revelan su «lado más oscuro».

Entre ellos, la transcripción de una reunión privada que sostuvo en 1976 en Santiago de Chile con Augusto Pinochet, que dice mucho del apoyo de EE.UU. al dictador y de su papel en el derrocamiento del gobierno del socialista Salvador Allende, quien se suicidó aquel 11 de septiembre.

El archivo sostiene que Chile es «el talón de Aquiles del legado de Kissinger» y que los documentos desclasificados «no dejan dudas» de que el exsecretario de Estado durante las administraciones de los republicanos Richard Nixon y Gerald Ford, fue «el arquitecto principal de los esfuerzos estadounidenses para desestabilizar el gobierno elegido democráticamente» de Allende.

Las notas transcritas de la reunión en Santiago con el dictador chileno no tienen desperdicio. A pesar de que sus asesores le aconsejaron que le reprochara a Pinochet las violaciones de los derechos humanos cometidas por su régimen, convertido en «un símbolo de la tiranía de la derecha», Kissinger optó por mostrarle su decidido apoyo al dictador, quien se mantuvo en el poder hasta 1990.

«Derrocar a un gobierno que se estaba volviendo comunista»

«Mi evaluación es que usted es víctima de todos los grupos de izquierda del mundo y que su mayor pecado fue que derrocó a un gobierno que se estaba volviendo comunista», le dijo entonces Kissinger a Pinochet.

«Queremos ayudarle, no socavarle», agregó en aquella conversación. En un momento, Kissinger le comenta al dictador chileno que «ayudaría realmente mucho» si le hiciera saber qué medidas estaba adoptando «en el campo de los derechos humanos».

El dictador le responde que Chile está «volviendo a la institucionalización paso a paso», pero que el país está siendo «constantemente atacado por los democristianos», que tienen «una fuerte voz en Washington».

Ahí cita a Orlando Letelier, el exministro de Allende que se exilió en la capital estadounidense, tras la violenta llegada de Pinochet.

Documentos desclasificados por la CIA muestran que el dictador ordenó el asesinato de Letelier, que se produjo con una bomba adosada a su coche en un barrio diplomático de Washington.

EE.UU. «creó las mejores condiciones posibles»

El archivo, una institución sin ánimo de lucro, reveló hace años nuevos documentos con más evidencias del plan de Washington para derrocar al gobierno de Allende.

Esta vez, recuerda que Kissinger «diseñó la política estadounidense para evitar que Allende consolidara su gobierno electo«.

De hecho, el exsecretario de Estado convenció a Nixon para que autorizara una intervención clandestina que permitiera «intensificar los problemas de Allende para que, como mínimo, fracase o se vea obligado a limitar sus objetivos y, como máximo, pueda crear las condiciones en las que el colapso o el derrocamiento puedan ser factibles«.

De hecho, el funcionario aseveró que EE.UU. había creado «las mejores condiciones posibles» para que ocurriera el derrocamiento, cuestión que refirió sin sonrojarse, pocos días después de que los militares depusieran a Allende: «En el período de Eisenhower, seríamos héroes«, agregó.

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