Por RT

Según Ehud Olmert, el actual gobierno «ha decidido amenazar las bases de la democracia israelí» al adoptar la reforma judicial, «algo que no podemos aceptar o tolerar».

«Hoy en día vamos hacia una guerra civil», afirmó este lunes el exprimer ministro iraelí Ehud Olmert, en una entrevista con Channel 4 News. Así, hizo referencia a las manifestaciones contra la reforma judicial propuesta por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, cuya primera parte fue aprobada en la Knéset (el Parlamento unicameral de Israel) el mismo día.

«Me refiero a una desobediencia civil con todas las ramificaciones posibles para la estabilidad del Estado, la capacidad del Ejecutivo para funcionar y la obediencia de gran parte de la población israelí hacia el Gobierno, que es percibido como ilegítimo por gran parte de la población», manifestó Olmert.

Además, señaló que el Gobierno actual «ha decidido amenazar las bases de la democracia israelí» con la adopción de la reforma, «algo que no podemos aceptar o tolerar».

El proyecto de ley, impulsado por la coalición de Benjamín Netanyahu, otorgaría al Gobierno una influencia decisiva en la selección de los jueces, limitando el alcance de la Corte Suprema para derogar leyes o fallar en contra del Ejecutivo. Los críticos consideran que eso debilitaría en gran medida la independencia judicial, dado que Israel no tiene una Constitución.

Siete meses de tensión social

Desde que el ministro de Justicia de Israel, Yariv Levin, presentó el pasado 4 de enero el proyecto de la controvertida reforma judicial, no han cesado en Israel las manifestaciones en contra de esa política. Cientos de miles de ciudadanos israelíes se han pronunciado en desacuerdo con la perspectiva de la debilitación de la Corte Suprema frente al Gobierno y el cambio del sistema de elección de los jueces, medida que otorgaría al Gobierno de Netanyahu el control total en estos aspectos.

En vísperas de la votación por la reforma, el pasado fin de semana, los manifestantes se han movilizado otra vez. Para presionar a los congresistas, decenas de miles de manifestantes, que llegaron el pasado sábado a Jerusalén tras haber recorrido a pie 70 kilómetros desde Tel Aviv, se concentraron frente a la Knéset, cerca de la cual decenas de opositores instalaron tiendas de campaña, pues planean permanecer allí durante tiempo indefinido. Por otra parte, miles de médicos de todo el país realizaron un mitin en la urbe, pues consideran que la reforma es un ataque a la democracia, sin la que «no hay atención médica».

A pesar de la persistente tensión social, este lunes los legisladores israelíes aprobaron el controvertido proyecto de reforma judicial, lo que provocó una nueva ola de protestas. Decenas de miles de manifestantes tomaron las calles en todo el país, donde se enfrentaron a la violencia policial. 

Así, la Policía de Tel Aviv usó cañones de agua para dispersar a más de 1.000 manifestantes de una de las calles centrales de la ciudad. Como resultado de los choques con la Policía, al menos un manifestante y cuatro oficiales han resultado heridos y unas 40 personas fueron detenidas.

Este martes, al descontento social se han unido los representantes del segmento de alta tecnología, quienes pagaron a los principales periódicos de Israel para que publicaran portadas negras en protesta por la reforma judicial.

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