Por Sputnik
La subida de los precios de la electricidad en Alemania no se debe a la actuación de Rusia sino a la política errónea del ministro de Economía Robert Habeck, informa ‘Tichys Einblick’.
Agrega que el titular de la cartera intenta atribuir sus errores de cálculo a Moscú, aunque los problemas comenzaron mucho antes de la operación especial de Ucrania.
«Robert Habeck es el campeón mundial de las excusas, primero las políticas de [el presidente ruso, Vladímir] Putin hicieron subir los precios de la electricidad y la energía, ahora es él la razón de que bajen. Pero no menciona el contexto real: las fatales consecuencias de los impuestos sobre el CO2 que están desplazando a la industria», señala el artículo No es Putin, son los impuestos sobre el CO2 los que hacen subir los precios de la electricidad.
El aumento explosivo de los costos de la electricidad entre 2021 y 2023 fue esencialmente el resultado de una política energética errónea, precisa la revista Tichys Einblick. Fue causado por el aumento masivo de los costes del CO2 y el desmantelamiento de seis centrales nucleares. Sin embargo, «Habeck intentó culpar a Rusia«, agrega la publicación.
«Ahora el coste del CO2 está bajando y con él los precios de la electricidad. Pero la razón de este proceso es fatal. La demanda de electricidad está cayendo debido a la disminución del consumo de electricidad por parte de la industria de alto consumo energético», indica el artículo.
Añade que como consecuencia, la demanda de certificados de CO2también disminuye y el precio de la electricidad baja. Como subraya la publicación, el precio al contado de la electricidad en 2021 se ha multiplicado por cuatro y esto fue mucho antes del inicio de la operación especial rusa en Ucrania.
Así, junto con la desindustrialización, señala el diario, han disminuido las emisiones de CO2, la demanda de electricidad y los certificados del dióxido de carbono. Precisa que las emisiones de CO2 en el país se han reducido un 12% de 2021 a 2023. Al mismo tiempo, esto se ha conseguido a costa de la destrucción parcial de Alemania como «buen lugar para hacer negocios».
La economía del país, que hasta hace poco era considerada la locomotora de Europa, está perdiendo posiciones, afrontando el proceso de desindustrialización que no pueden frenar. Entre otros factores, es una consecuencia de que Alemania se haya sumado a las sanciones antirrusas y haya renegado de los hidrocarburos que durante décadas había recibido de Rusia a precios bajos.
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