Por RT
La perturbación magnética más significativa lo registró a 25 metros de profundidad la brújula del observatorio Neptune, en el Pacífico canadiense.
La tormenta geomagnética más poderosa en 21 años, responsable de las auroras boreales que iluminaron los cielos de varios países a mediados de este mes, también fue registrada en las profundidades del mar, informó la organización Ocean Networks Canada (ONC).
Las tormentas geomagnéticas, explica el Instituto Geográfico Nacional de España, son perturbaciones del campo magnético de la Tierra producidas por un aumento de las partículas emitidas en las erupciones solares, y pueden durar desde solo unas horas hasta varios días.
Estos eventos astronómicos tienen un carácter global, iniciando simultáneamente en todos los puntos de nuestro planeta. Sin embargo, las amplitudes con las que se llegan a observar en distintos lugares son diferentes, mayores cuanto más altas son las latitudes.
La tormenta solar fue detectada a una gran profundidad
En el caso de la reciente tormenta solar, la ONC indica que fue detectada por brújulas desplegadas a una profundidad de hasta 2,7 kilómetros bajo la superficie oceánica, que están conectadas a sus observatorios submarinos en las costas oeste y este de Canadá.
La perturbación magnética más significativa fue registrada a una profundidad de 25 metros por la brújula del observatorio Neptune, en el pasaje de Folger, al suroeste de la isla de Vancouver. La ONC mencionó que la dirección del instrumento se desplazó dentro de un margen de +30 y –30 grados.
«El alcance de estos datos registrados a kilómetros bajo la superficie del océano resalta la magnitud de la erupción solar […] y sugiere que los datos pueden ser útiles para comprender mejor la extensión geográfica y la intensidad de estas tormentas», indicó la directora ejecutiva de ONC, Kate Moran.
Esta no es la primera anomalía observada
De acuerdo con la ONC, esta no era la primera vez que se observaban anomalías magnéticas en las brújulas submarinas, puesto que, a finales de marzo, el especialista Alex Slonimer notó las mismas distorsiones del campo magnético terrestre en los datos de estos instrumentos, aunque en menor escala.
«Investigué si se trataba potencialmente de un terremoto, pero no tenía mucho sentido porque los cambios en los datos duraban demasiado y simultáneamente en diferentes lugares», señaló Slonimer, quien posteriormente investigó «si se trataba de una erupción solar», puesto que últimamente el Sol ha tenido mucha actividad.
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