Por Extranotix
Científicos desarrollan modelo que permitirá anticipar erupciones volcánicas.
En la naturaleza no existe el silencio absoluto. Incluso los cráteres más discretos de la corteza terrestre, los volcanes, emiten sonidos antes y durante una erupción.
Muchas veces esta sinfonía pasa desapercibida, ya que está por debajo del rango de frecuencia más bajo que puede percibir el oído humano: los 20 Hz. Pero con un par de micrófonos especializados, todos podemos escuchar a los volcanes. Algo sumamente importante pues estos sonidos podrían ayudar a los científicos a predecir futuras erupciones de magma.
Al escuchar el cambio de tono, los científicos pueden rastrear el movimiento del magma dentro del cráter.
Vídeo con las imágenes:
Un equipo internacional de científicos de la Universidad de Canterbury, el Instituto Nacional Italiano de Geofísica y Vulcanología y la Universidad Estatal de Boise han desarrollado una herramienta de simulación que utiliza ondas de sonido para estimar la actividad volcánica.
“Las explosiones en la parte superior de la columna de magma provocan ondas de sonido que rebotan en la parte superior del cráter, como dentro de un trombón, pero en una escala mucho mayor. A medida que el magma asciende en el cráter, la distancia entre la parte superior de la columna de magma y la parte superior del cráter disminuye. Esto conduce a un aumento en el tono del sonido”, dijo el vulcanólogo Layton Watson.
“Al escuchar el cambio de tono, podemos rastrear el movimiento del magma dentro del cráter. Esto podría proporcionar horas de advertencia antes de una erupción, lo que podría ser esencial para quienes viven cerca o visitan volcanes activos».
Watson y sus colegas examinaron estas melodías volcánicas en el Monte Etna, un volcán activo en Sicilia, Italia, donde las erupciones ocurren con frecuencia y la lava brota a más de 1 km por encima de la cumbre.
Según Watson, este modelo es para un volcán donde existe una conexión directa entre el sistema de suministro de magma, el lago de lava y la atmósfera. Nueva Zelanda alberga dos de los volcanes más peligrosos, Ruapehu y Wakaari, que tienen lagos de cráter que contienen agua entre el magma y el aire de arriba.
Los geocientíficos ya están utilizando sensores infrasónicos para «escuchar» la actividad volcánica, por lo que los investigadores están interesados en ver si el modelo desarrollado se puede adaptar a estos sistemas.
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