Los agricultores estadounidenses están preparados para cultivar maíz no transgénico, que cumpliría con los requisitos de México, dijo el director del organismo científico más destacado de EE.UU. Esto es independiente de la controversia comercial en curso entre estos dos países.
El presidente Obrador, de México, se ha pronunciado para detener el consumo de maíz transgénico. Anteriormente adquirió millones de toneladas de los Estados Unidos, su socio en el Acuerdo Comercial de América del Norte con Canadá, TMEC. Esta política debería ayudar a contribuir a un futuro más saludable y sostenible para todos los ciudadanos.
En tanto, EE. UU. ha estado firmemente en contra de esta política, citando la falta de respaldo científico y expresando su preocupación de que pueda afectar negativamente a los productores de maíz estadounidenses.
Por el contrario, María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Conahcyt, afirmó que el maíz genéticamente modificado para resistir el glifosato está indisolublemente ligado a ello. México planea dejar de usarlo a principios de 2024 y no cuenta con el valor nutricional que tienen las variedades nativas. México se ve a sí mismo como el lugar de nacimiento del maíz y se enorgullece de su origen.
Maíz no transgénico y su transición agroecológica
«México se encuentra en una transición agroecológica que revaloriza la producción tradicional milenaria arraigada al conocimiento pluricultural que se adapta al contexto social, ambiental y cultural«, dijo Álvarez-Buylla en un foro sobre maíz transmitido por internet.
«Con ello se pretenden contribuir a salvaguardar la salud de las y los mexicanos, así como la cultura de nuestros pueblos, contribuyendo a mejorar las economías locales y campesinas sin que ello implique impactos negativos para la relación comercial que históricamente se tiene con los productores de Estados Unidos», añadió.
En consecuencia, en marzo, Washington hizo una solicitud formal de consultas con México sobre su plan de maíz transgénico en el TMEC. Esto se produjo justo antes del mandato de comenzar la prohibición general del maíz transgénico que vencía en enero de 2024 y determinar que el grano podría usarse para consumo animal y con fines industriales de alimentos para personas.
Sin embargo, los cambios realizados a la estrategia original mantuvieron intacta la prohibición de maíz transgénico destinado al “consumo humano” al que se definió como el maíz utilizado para la elaboración de harina con la que se realizan las «tortillas», un alimento de la dieta básica mexicana.
Identificar al maíz transgénico en las tradicionales tortillas
A principios de abril, con el objetivo de identificar mejor la presencia de Maíz Genéticamente Modificado en las tortillas, se estableció un grupo de trabajo especial. Esta medida es crucial para garantizar la seguridad y la calidad de la auténtica cocina mexicana. Días atrás, Álvarez-Buylla informó que se descubrieron pequeñas cantidades de transgenes de cultivos de líneas transgénicas en tortillas, pero no especificó si los hallazgos eran parte de la investigación del grupo de trabajo ni cuándo sucedió.
«Esto es inaceptable para un país como México donde 90% de la población consumimos tortillas a base de maíz», añadió la autoridad, quien ha hablado poco públicamente del tema.
El subsecretario de Agricultura de México, Víctor Suárez, dijo en octubre que como la producción local de maíz amarillo -el que más compra la nación- es insuficiente, se está barajando la idea de hacer convenios con agricultores estadounidenses, argentinos y brasileños para llenar el vacío. Esto aseguraría las importaciones de maíz amarillo no transgénico para la alimentación del ganado y les permitiría compensar el déficit.
Explorar las oportunidades
Suárez destacó la importancia de «explorar las oportunidades» en Estados Unidos al respecto.
«No queremos estar atados a ese modelo de dependencia y deterioro, de falta de sustentabilidad y salud en la producción y consumo de alimentos», dijo en el mismo foro. «Estamos muy decididos a seguir adelante», subrayó.
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