La isla de Menorca, en España, está repleta de restos arqueológicos que causan la admiración de todos aquellos que las ven y sienten la historia que hay en sus piedras.
Los expertos dicen que estas construcciones no tienen más de 3.500 años, sin embargo, es imposible saberlo, ya que, las piedras no se pueden datar.
Por lo tanto, su antigüedad fue determinada mediante la datación de los objetos hallados en las excavaciones que, por supuesto, pudieron haber sido depositados allí miles de años después de su edificación.
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