Por Mundo Esotérico y Paranormal

Ahora sí que sí, ya ha comenzado las celebraciones para despedir el 2020. No es necesario que repitamos todo lo que ha ocurrido este año, pero sin duda alguna el tema extraterrestre ha estado muy presente. Y entre todas las noticias, la más impactante fue la existencia de vida en la atmósfera de Venus.

Un equipo internacional de astrónomos dirigido por la profesora Jane Greaves de la Universidad de Cardiff, Gales, anunció el descubrimiento de gas fosfina en las nubes altas, una molécula producida en la Tierra por microbios que viven en entornos similares libres de oxígeno.

Pero lo que nadie esperaba es la reacción de Rusia ante tal descubrimiento. Días después, un grupo de astrónomos rusos anunció que tenían imágenes claras de fósiles de microorganismos extraterrestres vivos en un meteorito que provino de un exoplaneta fuera de nuestro sistema solar, que cayó en Orgueil, Francia, el 14 de mayo de 1864.

Y como no podía ser de otra manera, ahora hemos sabido que científicos japoneses han encontrado un objeto de origen artificial entre las muestras tomadas del asteroide Ryugu.

Objeto extraterrestre

A principios de este mes, las muestras recolectadas en el asteroide Ryugu por la nave japonesa Hayabusa2 llegaron a la Tierra. Después de abrir el depósito con material recogido del asteroide, los astrónomos se han encontrado con algo realmente inesperado, un objeto de origen artificial y que no han sido capaces de identificarlo.

Entre el polvo negro y las rocas del interior de la cápsula que regresó a la Tierra, hay un objeto brillante. ¿Era este material parte de la nave o es de origen extraterrestre? La respuesta más rápida que han ofrecido es que este objeto brillante formará parte del fuselaje de la nave. Sin embargo, todavía no saben si este es el caso.

Esta explicación la dio JAXA a través de su cuenta de Twitter, donde detallaron que el descubrimiento se produjo el pasado 21 de diciembre, cuando se abrió el contenedor recuperado con los restos del asteroide, y que podría aportar pistas importantes sobre los orígenes del Sistema. Solar. El equipo analiza en detalle lo que se recogió. Tal como explica la agencia espacial japonesa, todo tendrá que estar detallado y catalogado.

“El trabajo para preservar las muestras de Ryugu avanza de manera constante”, explica la agencia espacial japonesa. “El 21 de diciembre, se abrieron las cámaras de muestra B y C y luego el contenido de las cámaras A y C se transfirió a los contenedores de recolección que se muestran en la foto. Las partículas más grandes en la cámara C tienen aproximadamente 1 cm de largo. La imagen muestra un objeto brillante de aspecto metálico, un cuerpo que aún no ha sido identificado.»

Solo teorías

En ningún sitio oficial de JAXA se explica que el material artificial parece estar presente en la cámara C. Su origen está bajo investigación, pero una fuente probable de este material podría ser la estructura de la nave en sí. Es decir, parece ser aluminio raspado de la parte de muestreo. Una posibilidad es que salió despedido cuando se disparó el proyectil para eliminar material durante el aterrizaje del asteroide.

Por tanto, durante algunos de los disparos a la superficie de la roca, sufriera el rebote de un proyectil que “bombardeó” Ruygu. Posteriormente, este material quedó atrapado dentro de la cápsula con el resto de las muestras.

La misión Hayabusa2 tenía como objetivo recoger muestras de Ryugu, un inusual asteroide que los científicos sugirieron que se formó a partir de un cataclismo. Según un estudio previo publicado en la revista científica Science, esta roca forma parte de las Condritas Carbonaceus, un tipo primitivo de asteroide caracterizado por su color oscuro. Después de abrir la cápsula, los investigadores japoneses descubrieron que había más material del esperado. De hecho, fue realmente una sorpresa tener rocas “grandes”.

En el contenedor también había gas recolectado en el momento de la extracción, que también se estudiará para saber si es el propio asteroide el que emana de ellos. Mientras tanto, Hayabusa2 ya ha reanudado su viaje hacia 2001 CC21, un asteroide muy pequeño y de rápida rotación, y luego se acercará a otra roca espacial llamada 1998 KY26. Así, si todo sale según lo previsto, la nave llegará a su primer destino en 2026 y al segundo en 2031.

Los peligros de la exploración espacial

Sin duda alguna, la exploración espacial ha dado momentos de esperanza en un año difícil. Tres países enviaron naves espaciales hacia Marte en 2020. Los astronautas se pusieron en órbita desde Estados Unidos por primera vez en casi 10 años. Y los exploradores robóticos recolectaron rocas de la Luna y de un asteroide.

Pero también hay que saber que todos estos avances también pueden traer verdaderas amenazas para la humanidad. Los científicos parecen no ser conscientes que entre las muestras recolectadas podría haber organismos extraterrestres muy peligrosos.

Llegados a este punto hay que recordar las palabras de Chandra Wickramasinghe, astrofísico británico del Centro de Astrobiología de Buckingham, quien en febrero de este año dijo que es muy probable que el brote repentino del nuevo coronavirus tenga una conexión espacial.

Al parecer, en octubre del año pasado, un fragmento de un cometa explotó en un breve instante en el noreste de China y es probable que trajese partículas infecciosas del virus 2019-nCoV que sobrevivieron en el interior del meteorito incandescente. Además consideró la posibilidad de que cientos de billones de partículas virales infecciosas se hubiesen liberado en forma de polvo carbonoso fino.

También advirtió sobre los agentes infecciosos que prevalecen en el espacio, se transportan en cometas y pueden caer hacia la Tierra a través de la troposfera. Entonces, de ser cierta esta teoría, en estos momentos estaríamos trayendo tanto objetos como organismos de origen extraterrestre. Por lo que los avances en la exploración espacial podría ser nuestra extinción.

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