Por Helium 24
Cuando en 1949, Vadim Kolpakov encontró una extraña forma geológica en forma de embudo en la región de Irkutsk de Siberia, no tenía idea de que su descubrimiento desencadenaría uno de los misterios científicos más controvertidos de nuestro tiempo.
El geólogo ruso se encontró frente a un gran cono convexo con un hueco en forma de embudo y una colina redondeada en el centro.
El cono es bastante grande, su altura es de unos 15 metros desde el lado superior y 80 metros desde el lado más bajo, el diámetro promedio del cono es de aproximadamente 150 metros y la profundidad de la zanja circular interna es de aproximadamente 10 metros.
Hasta 1949, solo algunos locales sabían de su existencia. Ellos lo llamaban el «Nido del águila de fuego» y decían que era un lugar maldito que incluso los animales evitaban. Algunos de los que visitaron este lugar murieron en extrañas circunstancias y los animales domésticos desaparecen sin dejar rastro.
Existen documentos del «cráter maldito» que prueban su existencia, transmitiendo leyendas sobre él entre los pueblos.
Kolpakov intentó volver al sitio, sin poder organizar un viaje científico para recolectar muestras para analizar, pero después de él, tuvieron lugar numerosas expediciones que permitieron adelantar algunas hipótesis.
La primera expedición científica compleja que visitó el sitio en 2006 pudo recolectar material del sitio para su análisis.
Antes de la recolección de muestras, dos soluciones posibles se habían mantenido, la volcánica y el de los meteoritos, pero el problema es que no hay material meteorítico que se halla encontrado en el cráter y el área se considera no-volcánica, no hay volcanes en miles de kilómetros de distancia, ya sea antigua o extinta. El cráter parece ser «nuevo», es decir, su roca aún no está cubierto de musgo.
A partir de los análisis realizados a las muestras recolectadas en el sitio, los científicos creen que el cráter podría tener una edad de 500 años, y que se podría haber formado debido a los chorros de vapor de gas desde una profundidad significativa a lo largo de las zonas de falla.
Pero de acuerdo con una investigación que se llevó a cabo en el lugar del cráter, hay algo escondido a unos 100-150 metros por debajo del cráter, y este «algo» es anormalmente largo y contiene hierro y otros materiales ferromagnéticos.
Se ha demostrado experimentalmente que un objeto cilíndrico puede que se encuentre debajo del cráter, y la longitud de este supuesto objeto sería de unos 600 metros.
También hay mucha agua debajo del cráter, y si este fue formado por un meteorito, esto sería muy extraño.
También se dice que el cráter está «vivo», su forma está cambiando lentamente de una manera extraordinaria, además, en ciertos períodos de tiempo se puede notar que sube y baja de altura.
Esta historia se vuelve aún más confusa y misteriosa debido a los árboles que crecen alrededor del cráter de una manera excesivamente rápida. Algo similar estaba sucediendo en Chernobyl debido a la alta tasa de radiación, pero en este caso la radiación de fondo es baja, si no casi ausente.
¿Qué es el cráter Patomskiy? ¿Es algún tipo de volcán? ¿El resultado de una explosión subterránea? ¿Fue creado por un impacto de meteorito, o por una nave espacial que realizó un aterrizaje forzoso? ¿Qué yace enterrado debajo de ella, una roca o un OVNI impulsado por algún tipo de reactor nuclear?
Más de 60 años después de su descubrimiento, todavía no lo sabemos con certeza. Quizás en el futuro otras expediciones lleguen a una mejor comprensión de este extraño enigma, pero por ahora se encuentra en el frío desierto siberiano, un misterio que nos elude y que quizás incluso pulsa dentro de la tierra con alguna inescrutable intención propia.
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