imagen ilustrativa NASA

Por RT

Actualmente el Sol se encuentra en un estado tan tranquilo, que incluso podría decirse que nos encontramos en «el mínimo más profundo de la actividad solar en un siglo», asegura un astrónomo.

Una rara oscilación del campo magnético de la Tierra fue detectada este martes en distintas partes del planeta, llamando la atención de los astrónomos, que descartaron la tormenta solar como su posible origen, debido a la baja actividad que registra en estos momentos nuestra estrella.

Los magmagnetómetros, dispositivos que mapean señales magnéticas, detectaron la onda inusual «desde Hawái hasta China«, informó este jueves el astrónomo Tony Phillips, que tiene su propio sitio web dedicado a temas científicos. Los dispositivos de Intermagnet, red global de observatorios que monitorean el campo magnético de nuestro planeta, incluso interceptaron esta rara actividad en el Círculo Polar Ártico y en la Antártida.

A priori, la aparición de estas ondas podría explicarse como resultado de una tormenta geomagnética, una perturbación de la magnetosfera de la Tierra que se produce cuando el viento solar, generado por las emisiones de la masa coronal del astro, llega al entorno espacial que rodea la Tierra, explica la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, actualmente el Sol se encuentra en un estado tan tranquilo que incluso podría decirse que nos encontramos en «el mínimo más profundo de la actividad solar en un siglo«, sostiene Phillips, descartando por completo la versión sobre tormentas geomagnéticas.

«Por eso me sorprendió tanto […]. Durante más de 30 minutos, el campo magnético osciló como una onda sinusoidal«, afirmó Stuart Green, que detectó la anomalía desde Preston. No obstante, al verificar los datos del satélite climático Deep Space Climate Observatory (DSCOVR, por sus siglas en inglés) de la NOAA, Green no pudo encontrar ningún «aumento en la velocidad del viento solar o de otros factores que pudieran explicar la perturbación».

«Como la caída de un alfiler en una habitación silenciosa»

En el mundo de la física espacial, el fenómeno que hay detrás de este tipo de anomalía se conoce como ‘pulsación continua’, explica Phillips. Durante las fases más activas del ciclo de 11 años del Sol, los «aleteos» que produce el viento solar en la magnetosfera de la Tierra «se pierden fácilmente en el ruido de la actividad geomagnética ruidosa».

Sin embargo, durante «la quietud extrema» del punto mínimo solar —el período regular del ciclo solar cuando se registra una menor actividad— este tipo de ondas «pueden hacerse oír como la caída de un alfiler en una habitación silenciosa», afirma.

Las ondas de pulsación continua se dividen en cinco categorías, según su frecuencia, siendo las observadas este martes de la categoría cinco (Pc5). Las ondas lentas de esa categoría han sido relacionadas con la pérdida de partículas de los cinturones de radiación de Van Allen.

Estos cinturones, bautizados en honor de su descubridor, James van Allen, son unas regiones de la magnetosféra terrestre en forma de anillo repletas de partículas cargadas de alta energía, originadas en su mayor parte por el viento solar capturado por el campo magnético de nuestro planeta.

Los cinturones de radiación tienen muy poco efecto sobre la gente, pero son críticas para las tecnologías espaciales. Los cinturones de Van Allen se ven afectados por las tormentas solares y el clima espacial, pudiendo crecer drásticamente. Cuando esto ocurre, pueden representar peligros para las comunicaciones y los satélites GPS, así como para los seres humanos en el espacio.

Ilustración de los cinturones de radiación de Van Allen. El Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA / Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins

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