Por RT
Es la primera vez que este término es utilizado por una organización de ese país para referirse a las políticas ejercidas en Gaza y Cisjordania.
La ONG israelí defensora de los derechos humanos B’Tselem, tras 31 años supervisando la ocupación de los territorios palestinos, ha declarado que Israel practica en ellos un ‘apartheid’ desde 1967.
Su informe, recién publicado este martes bajo el inequívoco título ‘Esto es apartheid’, constituye la primera vez que el término es utilizado por los propios israelíes para criticar las políticas de su país en los enclaves de Gaza y Cisjordania, así como el tratamiento a la minoría palestina en el territorio soberano de Israel.
El informe denuncia explícitamente la existencia de «un régimen de supremacía judía desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo», que deriva en una opresión sistemática de los ciudadanos palestinos. Además, en la medida en que la Corte Penal Internacional define el ‘apartheid’ como un «régimen institucionalizado de opresión sistemática y dominación por un grupo racial«, la ONG declara la existencia de esta realidad sociopolítica en la región.
«Esto no es democracia más ocupación»
B’Tselem combate así la imagen que Israel proyecta internacionalmente, según la cual su Estado opera a través de dos sistemas de gobierno a la vez: una democracia en su territorio soberano –en la que a los ciudadanos palestinos (un 20 % de su población) se les suponen plenos derechos– y un control militar en las zonas ocupadas de Jerusalén oriental, Cisjordania y la Franja de Gaza.
Es también la primera vez que esta organización pacifista, que pretende representar una suerte de conciencia autocrítica de Israel en el conflicto con Palestina, cuestiona y hasta niega la existencia de un sistema democrático dentro del territorio internacionalmente reconocido de Israel. «Esto no es democracia más ocupación, esto es ‘apartheid'», dijo al respecto Hagai El-Ad, director ejecutivo de B’Tselem, a Associated Press.
El-Ad ahondó en esta acusación al afirmar que «no hay un solo centímetro cuadrado entre el río y el mar en el que un palestino y un judío sean iguales», aunque reconoce que el grado de discriminación sufrida por los palestinos varía dependiendo de donde se encuentre, y que no es el mismo «si uno es ciudadano del Estado de Israel que si está sitiado en Gaza».
Dos detonantes para la acusación
Aunque el término ‘apartheid’ viene siendo profusamente utilizado desde hace años por los detractores del Gobierno israelí, el hecho de que una organización radicada en el interior de sus fronteras lo asuma como una realidad actual supone un cambio relevante en el debate internacional de la cuestión.
Los motivos de este cambio, según explican desde B’Tselem, son fundamentalmente dos. El primero de ellos es la promulgación de la Ley del Estado-Nación Judío en 2018, cuyos detractores –entre los que se cuenta B’Tselem–, consideran que degradó a la minoría palestina de Israel a «una ciudadanía de segunda clase» y formalizó la discriminación generalizada que han sufrido desde la fundación de Israel, en 1948.
El segundo motivo es el anuncio de Israel en 2019 de su intención de anexar hasta un tercio de la Cisjordania ya ocupada, incluidos todos sus asentamientos judíos, que albergan a casi 500.000 israelíes. El proyecto quedó suspendido como parte de un acuerdo de normalización con los Emiratos Árabes Unidos en 2020, pero Israel insiste en que esa pausa es temporal.
Desigualdad actual en los territorios ocupados
Israel retiró la mayor parte de sus tropas y a sus colonos de Gaza en 2005, pero cuando Hamás se hizo allí con el poder dos años más tarde, impuso un férreo bloqueo sobre la zona que se ha perpetuado hasta la actualidad, bajo el pretexto de mantener la seguridad en la región.
Con respecto a Cisjordania, Israel la considera un territorio en disputa pendiente de que las conversaciones de paz determinen su soberanía definitiva. Lo cierto es que aunque la mayoría de los palestinos en Cisjordania viven en áreas gobernadas por la Autoridad Palestina, los accesos a esas zonas están totalmente delimitados por puestos de control israelíes, a través de los cuales sus soldados pueden ingresar con libertad.
B’Tselem argumenta en su informe que, al dividir los territorios y usar diferentes medios de control en unos y otros, Israel oculta una realidad subyacente: que «aproximadamente siete millones de judíos y siete millones de palestinos viven bajo un solo sistema» en el que existen graves desigualdades en materia de derechos fundamentales.
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