Fuente: La Derecha Diario

Visto en: TierraPura.Org

El 11 de octubre de 1991, en una comisión del Senado para investigar acusaciones de abuso sexual contra un candidato a juez de la Corte Suprema, se llevó a cabo un intercambio que sin dudas cambió la historia del país.

El por entonces presidente George H.W. Bush había nominado a Clarence Thomas, un juez conservador afroamericano de la Corte de Apelaciones, para reemplazar al primer juez negro de la historia, Thurgood Marshall, en la Corte Suprema.

Los demócratas cerraron filas y empezaron una campaña de difamación contra Thomas para evitar que su designación sea aprobada en el Senado. Marshall había sido uno de los jueces más de izquierda de la historia del país, y Thomas, también un afroamericano pero de derecha, podría deshacer todos sus fallos con la misma legitimidad que él había tenido.

En ese momento, Joe Biden, un mero senador del Partido Demócrata, comenzó una de las persecuciones políticas más desagradables que se han visto públicamente. Recogió una denuncia de abuso sexual de una ex secretaria suya, Anita Hill, completamente infundada y que ya se había demostrado que nunca ocurrió, y creó una “comisión investigativa” contra Thomas.

Los miembros de la comisión, de mayoría demócrata, tuvieron la miserable tarea de arruinar la figura de Thomas a como dé lugar. Le inventaron las peores atrocidades, incluso dando a entender en sus conclusiones que el juez había abusado a su secretaria porque “no podía manejar su ira” por ser negro.

Muchas veces pareció que Thomas iba a declinar la nominación, pero finalmente tuvo la valentía de sobrepasar lo que llamó un “linchamiento público” y terminó siendo aprobado por 52-48 en el Senado.

La Corte Suprema no vale lo que me han hecho pasar. Ningún trabajo lo vale. No estoy acá para argumentar esoEstoy acá para limpiar mí nombre, por mi familia, mi vida y mi integridad“, dijo en su última declaración antes de la votación.

Ya hubo una investigación del FBI que no encontró culpabilidad. Esto es un circo, una desgracia nacional. Y desde mi punto de vista, es un linchamiento público de alto rango, para negros engreidos, que se atrevan a pensar por sí mismos, a actuar por sí mismos“, continuó.

Y es un mensaje que a menos que bajes la cabeza al viejo orden de las cosas, esto es lo que te va a pasar. Te van a linchar, destruir, harán una caricatura de vos, por una comisión del Senado, en vez de colgarte de un árbol, como hacían antes“, concluyó.

Casi 31 años después, la designación de Thomas en la Corte Suprema resultó ser clave para derogar el aborto a nivel nacional y dar un golpe fatal al gobierno de Biden.

Si bien la argumentación la escribió el juez Samuel Alito, fuentes judiciales aseguran que fue Thomas el que se encargó de convencer a los demás jueces conservadores, incluso al moderado John Roberts, de fallar en favor de Dobbs y el Estado de Misisipi, en el caso Dobbs v. Jackson’s Women Organization que finalmente derogó Roe v. Wade y Planned Parenthood v. Casey, las dos decisiones de la Corte que en 1972 y 1993 habían despenalizado el aborto a nivel nacional.

Thomas incluso escribió una concurrencia, diciendo que no solo estaba de acuerdo con la sentencia mayoritaria, si no que le gustaría que el mismo precedente se utilice para derogar todos los fallos de la Corte Suprema que le sacaron poderes a los estados para darselo al Gobierno Nacional, abriendo la puerta a tal vez la mayor quita de poderes a Washington D.C en más de un siglo.

Pero tal vez la semilla de todo esto pueda encontrarse incluso más atrás en el tiempo. Clarence Thomas nació en 1948 en Georgia, a un padre abandónico y una madre que hasta último momento quiso abortarlo.

Sin embargo, las leyes anti-aborto del Estado de Georgia que regían en ese momento le impidieron a su madre abortarlo. Su vida no fue fácil, a los 7 años de edad, la casa en la que vivía con su madre en Pinpoint, uno de los barrios más pobres del estado, se prendió fuego y tuvo que vivir 2 años en la calle.

Finalmente, su madre se volvió a casar y los envió a su hermano y a él a vivir con su abuelo, Myers Anderson, quien tampoco tenía dinero, habiendo perdido su gasolinera durante la Gran Depresión, pero con mucho esfuerzo y trabajando incluso como jubilado logró mandar a Clarence a un colegio católico, donde él era el único negro.

A pesar de la situación adversa, Thomas salió adelante. Sus notas en la escuela le ganaron una beca en una universidad de Massachusetts, y su gran desempeño académico allí le permitieron transferirse a Yale en 1971, donde finalmente se graduó de abogado en 1974.

Inmediatamente, Thomas empezó una estelar carrera. Fue fiscal general adjunto en Missouri (1974–77), luego abogado de Monsanto (1977–79), asistente legislativo del senador republicano John Danforth (1979–81), y luego como subsecretario en el Departamento de Educación de Reagan (1981–82), y presidente de la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (1982–90), para llegar como juez del Tribunal de Apelaciones del Distrito Federal de Washington (1990-1991), cargo en el que pensaba que terminaría su carrera, cuando Bush padre lo nominó para la Corte Suprema (1991-Presente).

En sus conferencias siempre ha sostenido que agradece al sistema jurídico de la década del ’40 que impidió que su madre lo abortaba. Tal vez pensando que viviría una mala vida porque no lo podía mantener, o porque fue indeseado, Estados Unidos se hubiera perdido uno de los jueces más importantes de su historia.

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