Por Peter Caddle / Breitbart
Traducido por el equipo de Sott.net
Rusia ha reducido la cantidad de gas que envía a una importante empresa energética de Francia, cuya Primera Ministra ya ha advertido que se prevé un racionamiento energético durante el invierno.
La Rusia de Vladímir Putin ha vuelto a recortar la cantidad de gas que envía a un Estado europeo, esta vez apuntando a Francia con la reducción de sus exportaciones de energía, de las que tanto depende, el martes.
La medida se produce tras la advertencia de la primera ministra francesa de que el Estado centroeuropeo podría verse obligado a racionar el uso de la energía durante los meses de invierno, al tiempo que rogaba a la industria del Estado que hiciera todo lo posible por reducir su propio uso.
Según un reportaje de Le Figaro, la compañía estatal rusa de gas Gazprom ha anunciado que reduce la cantidad de gas que envía a la compañía energética francesa Engie con efecto inmediato.
Engie ha dicho que la repentina reducción del suministro se debe supuestamente a lo que ha llamado un «desacuerdo entre las partes sobre la aplicación de los contratos» para la reducción.
Sin embargo, la empresa también afirmó que ya había tomado medidas para garantizar que sus clientes estuvieran protegidos de esa reducción.
«… ENGIE ya ha asegurado los volúmenes necesarios para garantizar el suministro de sus clientes y para sus propias necesidades, y ha puesto en marcha una serie de medidas para reducir significativamente los impactos financieros y físicos directos que podrían derivarse de la interrupción de las entregas de gas por parte de Gazprom», rezaba un comunicado de prensa de la empresa.
Mientras que la propia Engie parece confiar en que la reducción del gas no afectará negativamente a sus clientes, los miembros del Gobierno francés parecen menos convencidos de que la repentina salida de las exportaciones de combustibles fósiles rusos de la UE no tenga un efecto en cadena sobre la seguridad energética del Estado.
El presidente francés, Emmanuel Macron, había ya advertido la semana pasada de que su nación se enfrentaba a lo que denominó el «fin de la abundancia», alertando a los ciudadanos que debían «aceptar pagar el precio» de lo que denominó «nuestra libertad y nuestros valores» soportando las dificultades de una repentina caída del nivel de vida.
Las declaraciones de Macron fueron secundadas el lunes por la primera ministra del país, Elisabeth Borne, quien alertó que el Estado podría verse obligado a racionar la energía durante los meses de invierno.
Borne hizo esta advertencia al dirigirse a los empresarios franceses, a los que rogó que hicieran todo lo posible por reducir su propio consumo de energía para evitar que el gobierno del país tenga que limitar el uso de la misma.
«Si actuamos colectivamente, podemos superar el riesgo de escasez», dijo. «Pero si cada uno de nosotros no pone de su parte, o si todas las perspectivas negativas se materializan a la vez, tendremos que imponer una disminución del consumo».
«Si acabamos con un racionamiento, las empresas serán las primeras afectadas y, desgraciadamente, tenemos que estar preparados para ello», prosiguió, al tiempo que pidió a las empresas que nombren lo que denominó un «embajador de sobriedad energética» para ayudar a reducir el consumo.
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