Por Deutsche Welle
Traducido por el equipo de Sott.net
El Rey Guillermo Alejandro fue recibido con vítores pero también con fuertes abucheos al pronunciar su discurso anual del Prinsjesdag (Día del Príncipe) ante el Parlamento. En él, el soberano expone los planes del Gobierno para la próxima legislatura, el tercer martes de septiembre.
Este año el discurso se pronunció en el Teatro Real de La Haya, en lugar de la tradicional Sala de los Caballeros, que está siendo restaurada.
En su discurso, el Rey reconoció el creciente descontento de los ciudadanos del país, especialmente en lo que respecta a la política.
Refiriéndose a las recientes encuestas de opinión pública, dijo: «Es preocupante que la gente en una democracia madura como la nuestra esté perdiendo la fe en el poder del gobierno y la administración para resolver los problemas. Vivimos en una época de contradicciones e incertidumbre. La incertidumbre de la gente sobre el mañana y el futuro más lejano es cada vez mayor».
En un discurso redactado en gran parte por el Gobierno, el Rey dijo: «El Gabinete es consciente de que los holandeses son críticos con el funcionamiento del sistema político y administrativo. Al mismo tiempo, una gran mayoría sigue satisfecha con el funcionamiento de la democracia.»
Willem-Alexander se refirió al enfado por los precios de la energía, la falta de viviendas asequibles y los planes climáticos del gobierno.
«Una consecuencia directa de la guerra y de las sanciones internacionales contra Rusia es que el gas, la electricidad y los alimentos se han encarecido mucho. Por eso el Gabinete decidió un paquete sustancial y sin precedentes de más de 18.000 millones de euros, especialmente para las [familias] de ingresos bajos y medios. Pero incluso así», continuó, «no todos los aumentos de precios pueden compensarse totalmente para todos».
Raros abucheos públicos a la realeza holandesa
El evento también marcó el regreso de las festividades públicas a lo largo de la ruta entre el palacio real y el Teatro Real tras la interrupción de las restricciones por el COVID-19.
Cuando el Rey se desplazó en una carroza antigua con su esposa Máxima y su hija de 18 años, la Princesa Heredera Amalia, que asistía al evento por primera vez, fueron recibidos por sus seguidores, muchos de los cuales lucían el tradicional color naranja de la familia.
Sin embargo, los descontentos a lo largo de la ruta también abuchearon a la familia, sosteniendo banderas nacionales al revés en señal de protesta, al igual que lo han hecho con el liderazgo del primer ministro Mark Rutte.
Los agricultores se han enfurecido, por ejemplo, por las nuevas normas sobre emisiones de nitrógeno que, según ellos, les dejarán fuera del negocio.
La familia real salió al balcón del Palacio Real de Noordeinde tras su regreso del Teatro Real, pero también aquí los abucheos fueron imposibles de ignorar.
Los actos del martes fueron un paso importante para la princesa heredera Amalia, que ha empezado a participar en actos oficiales ahora que es mayor de edad. Aunque acaba de empezar sus estudios universitarios, por ejemplo, está previsto que visite los territorios caribeños de Holanda con sus padres la próxima primavera.
Guillermo Alejandro asumió el trono en 2013, cuando su madre Beatriz abdicó tras 33 años como reina.
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