Por RT
Las agencias de la ONU piden aumentar esfuerzos conjuntos para encontrar una solución a la crisis de alimentos «antes de que sea demasiado tarde», en medio de la creciente preocupación por la inseguridad alimentaria en la región africana.
La ONU advierte de que el número de personas que sufren escasez de alimentos en África occidental y central alcanzará un máximo histórico de 48 millones a mediados de 2023 si no se aplican pronto soluciones urgentes y duraderas a esta crisis.
Unos 35 millones de personas sufren actualmente inseguridad alimentaria, lo que equivale aproximadamente al 8% de la población de la región, según un informe conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP).
Entre los Estados de la región, la situación es especialmente grave en zonas de Senegal, Mauritania, Níger y el noreste de Nigeria, donde las tasas de desnutrición aguda en niños menores de cinco años superan el 15%. El umbral del 10% también se supera en muchas partes de la región del lago Chad (Níger, Nigeria y Chad) y en las zonas fronterizas entre Burkina Faso, Malí y Níger.
Además, según el análisis del programa Cadre Harmonisé, Benín, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Sierra Leona y Togo registraron un aumento del 20% de la inseguridad alimentaria en el último trimestre de 2022, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
El hambre es un problema grave en todo el continente africano. Entre las principales causas de esta crisis alimentaria figuran diversos conflictos regionales, el cambio climático, la crisis económica posterior al covid-19, la subida de los precios de los alimentos y el conflicto ucraniano, que causó interrupciones en el suministro de grano.
Chris Nikoi, Director Regional del WFP para la Región de África Occidental, llamó a la comunidad internacional a actuar y resolver la crisis alimentaria en la región «antes de que sea demasiado tarde».
En palabras de Nikoi, «las perspectivas de seguridad alimentaria y nutricional para 2023 son extremadamente preocupantes y esta debería ser la última llamada de atención para los gobiernos de la región y sus socios».
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