Por RT
El presidente argentino llegó al poder con un discurso que atrajo al electorado, pero ya comienza a decepcionarlo y se multiplican los «arrepentidos».
El Gobierno argentino de Javier Milei llegó a su primer mes de gestión sin cumplir varias de sus promesas de campaña. Por el contrario, muchas de las propuestas con las que el líder de La Libertad Avanza (LLA) atrajo a buena parte del electorado, fueron en sentido contrario.
En sus discursos previos a las elecciones, Milei aseguraba que «los argentinos de bien» no pagarían el precio del inevitable ajuste económico que el extrovertido postulante graficaba con su icónica motosierra. Sería, por el contrario, «la casta política», la dirigencia tradicional del país que había generado tantos años de «atraso», la que perdería sus «privilegios».
Sin embargo, a poco de asumir el poder el Gobierno ‘libertario’ emitió una fuerte devaluación del peso al 50 %, que generó un agravamiento de la inflación. Este drama económico de Argentina, que Milei dijo poder resolver, ya marcaba una tasa de inflación anual del 160,9 % en noviembre, y se estima que terminará diciembre en alrededor del 200 %.
Para peor, el cierre del programa Precios Justos, que había anticipado el presidente, empujó todavía más los aumentos en alimentos, productos de limpieza y otros bienes de la canasta básica.
Al mismo tiempo, la nueva administración desreguló los precios de los combustibles y las empresas de medicina privada, que elevaron sus valores en un 40 %. Estaba previsto, pero los aumentos no tardaron en llegar e impactaron de inmediato en los bolsillos de la clase media, que ya empieza a expresar fastidio y decepción ante las primeras medidas.
La cuenta de la red social X ‘Arrepentidos de Milei’ se dedica a difundir mensajes y declaraciones de cientos de votantes que advierten que el ajuste lo están pagando ellos mismos, mientras ven beneficiarse a los poderosos empresarios locales. También observan que buena parte de la «casta política» terminó integrando el gobierno que venía a romper con ese concepto.
El miércoles de la semana pasada, luego de un aumento de 27 % en el valor de la gasolina, un conductor que esperaba para llenar el tanque de su vehículo fue entrevistado por una reportera de televisión. Luego de reconocer que había votado «al Gobierno que está ahora», y también al de Mauricio Macri, que también lo «decepcionó», sostuvo como conclusión que «con los peronistas estamos mejor».
Impuesto a las Ganancias
En septiembre del año pasado, cuando Milei era diputado, fue contundente a la hora de calificar los impuestos: «El Estado es una organización criminal violenta que vive de una fuente coactiva de ingresos llamada impuestos y, por lo tanto, los impuestos son un robo y con cualquier iniciativa que conste en bajar impuestos yo voy a estar de acuerdo«, dijo Milei en una sesión del Congreso del 19 de septiembre.
La Cámara de Diputados trataba esa jornada el proyecto de ley del exministro de Economía y candidato de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, para modificar el Impuesto a las Ganancias, una iniciativa que ya había sido establecida por decreto, y que buscaba aliviar el bolsillo de una porción de trabajadores que estaban alcanzados por el cuestionado tributo.
En su intervención, Milei definió el Impuesto a las Ganancias como «aberrante» antes de votar en favor del proyecto de quien fue su rival en los comicios de octubre.
«Nos encontramos frente al delirio descomunal de tratar al salario como ganancia, lo cual es un delirio total y por lo tanto este impuesto, además, es inmundo y por ende tiene que ser eliminado», dijo el entonces legislador de LLA.
Sin embargo, antes de cumplir sus primeros 30 días en el Gobierno, el ahora presidente ratificó que volverá a implementar el mismo impuesto que cuestionaba para «corregir el 1 % del déficit de las provincias». Por cierto, el mandatario ya recibió el pedido de varios gobernadores para reponer el tributo, que engrosaba la recaudación fiscal en los distritos a través de la coparticipación federal.
«Es parte de una negociación. Volver a poner Ganancias es la solución que permite que las provincias vuelvan a encausar sus cuentas», se contradijo el jefe de Estado ante Radio Rivadavia.
Además de Ganancias, Milei también subió el Impuesto País a las transacciones en dólares. Tras los anuncios del ministro de Economía Luis Caputo, se fijó en 17,5 % la alícuota que se paga sobre las compras al exterior, tanto de bienes como de servicios.
IVA
En plena campaña electoral, el entonces ministro de Economía, Massa, implementó una medida que aliviaba el bolsillo de millones de consumidores, en un momento de creciente inflación. Se trata de la devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la compra de alimentos y productos de limpieza e higiene personal.
El programa ‘Compre sin IVA’ comenzó a aplicarse en septiembre y alcanzó a más de 18 millones de personas, entre empleados formales, beneficiarios de planes sociales, trabajadores autónomos e informales, jubilados y pensionados.
Sin embargo, el 31 de diciembre no fue prorrogado por el nuevo Gobierno, que había prometido la quita de impuestos, entre ellos el Impuesto a las Ganancias, porque son medidas que «siempre favorecen a la gente».
«Obviamente», dijo Milei el 23 de noviembre último, cuando le preguntaron en una entrevista de Canal 13 si mantendría esas dos políticas de la administración anterior. Y añadió: «Vamos a bajar el gasto público para mantener el equilibrio fiscal», con el objetivo de alcanzar su ansiado «déficit cero».
«No vamos a tocar las tarifas»
Previo al balotaje, los referentes ‘libertarios’ denunciaban al entonces oficialismo por alimentar una «campaña del miedo», que consistía en advertir a la población de las medidas regresivas y perjudiciales para la clase media y los sectores populares que tomaría Milei en caso de llegar a la presidencia. Lo negaron reiteradamente.
Durante el último debate presidencial, el líder de La Libertad Avanza aseguró frente a Massa: «No vamos a tocar las tarifas. Antes vamos a permitir que la economía se recupere. Y cuando se recupere la economía va a poder pagar las tarifas».
Los servicios como la energía eléctrica, el gas, o el agua corriente están subsidiados en Argentina. En recientes audiencias públicas, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció que el Gobierno reducirá paulatinamente esa contribución del Estado desde febrero y cambiará la segmentación de los beneficios a partir del 1 de abril, quedando solamente vigente para los grupos «más vulnerables».
Esto significa que habrá fuertes aumentos desde el mes próximo. Y se suman a las subas en cobertura médica, combustibles, alimentos y otros productos de la canasta básica, transporte, peajes, entre otros. Todo ello, sin recomposición salarial.
Dolarización
Aunque aún no ha sido desechada por completo, la idea de dolarizar la economía de Argentina no está por el momento encaminada.
«La dolarización no está descartada, ahora se está trabajando en otro proceso que es más urgente», afirmó el legislador de LLA por la Ciudad de Buenos Aires, Ramiro Marra, en Radio Perfil.
El proyecto económico que Milei enarboló como una bandera en sus actos proselitistas, podría demorarse más de lo previsto, o quedar finalmente enterrado por falta de condiciones.
Unos de los puntos incluidos en el cuestionado Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) establece la libre elección de monedas para la celebración de contratos, lo que abriría la puerta a una economía bimonetaria. Para el mandatario, con políticas como estas el país entra en un camino de «predolarización», manifestó a Radio Rivadavia. Pero el DNU aún debe sortear las instancias legislativas y judiciales, que ya presentan fuertes resistencias.
Uno de los principales ejecutivos de JP Morgan, Michael Cembalest, advirtió en uno de sus pronósticos para 2024 que «la dolarización argentina será un fracaso, si se implementa».
En una serie de notas tituladas ‘Eye on the market’ (El ojo en el mercado), Cembalest señala que Milei «necesita una mayoría de dos tercios (en el Congreso) para aprobar las reformas constitucionales necesarias para la convertibilidad del dólar».
Además, Argentina necesitaría «importantes reservas de divisas y tasas de ahorro mucho más altas para al menos intentarlo, pero incluso si se cumplieran estos objetivos, la dolarización fracasaría una vez implementada».
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