Aumenta la infertilidad masculina por el consumo de alimentos con pesticidas que son espermicidas

Por Miguel Jara

En muchas ocasiones hemos tratado sobre pesticidas y otros tóxicos usados en la alimentación. Y ayer mismo tratamos sobre la toxicidad de los cosméticos.

Claro, estos productos tienen principios activos con nombres muy técnicos, y hoy voy a hablaros sobre los nonoxinoles. Se usan como surfactantes, y están desde en los plaguicidas hasta en los productos de higiene. ¡Y son espermicidas! Es decir, inciden en la fertilidad masculina.

Desde hace unos 20 años se está documentando una disminución en el número de espermatozoides en los hombres europeos. Diversos estudios han demostrado que la cantidad de espermatozoides producida por hombres occidentales ha disminuido aproximadamente un 50% desde 1940 hasta 1990.

Además, la concentración de espermatozoides en el semen y la cantidad de semen en cada eyaculación también han disminuido en los últimos 50 años.

Se ha observado que esta disminución en el número de espermatozoides se ha acelerado en los últimos años, con una reducción promedio de más del 1% por año entre 1973 y 2018.

Estos hallazgos han generado preocupación en la comunidad científica y han llevado a debates sobre la fertilidad masculina.

Las causas de esta disminución en el número de espermatozoides son complejas y pueden estar relacionadas con factores ambientales, como la exposición a productos químicos y la contaminación, así como el estilo de vida y el estrés.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la calidad del semen y la fertilidad masculina no solo dependen del número de espermatozoides, sino también de otros factores como la movilidad y la morfología de los espermatozoides.

Y ¿qué papel juegan los nonoxinoles, como el nonoxinol-9, que se utilizan como surfactantes no iónicos en la formulación de pesticidas y plaguicidas? Estos compuestos se utilizan como agentes humectantes y surfactantes en productos agrícolas para mejorar la eficacia de los pesticidas y facilitar su aplicación.

Es decir, al mismo tiempo que tiene un efecto espermicida, tiene uso como surfactante. De hecho, ese es el fin de usarlo en colutorios bucales, por ejemplo.

Y un surfactante se usa en un plaguicida para reducir la tensión superficial de las gotas de riego por aspersión, permitiendo que estas se extiendan sobre un área mayor de la hoja de la planta que supuestamente sufre la plaga. Así mejoran la penetración del ingrediente activo en la planta objetivo.

Además, los surfactantes ayudan a que las gotitas de pulverización se adhieran mejor a la planta en condiciones ventosas. Estos compuestos son esparcidores de agua que facilitan la absorción del plaguicida, aumentando su eficacia y potenciando su rendimiento.

Los surfactantes pueden ser iónicos, no iónicos o ambivalentes, y su uso ha ganado importancia en la agricultura por sus propiedades coadyuvantes para mejorar la absorción de moléculas con actividad herbicida, insecticida y fertilizante.

Pero claro, se los «come» la planta y nos lo comemos nosotros, si nos alimentamos con hortalizas provenientes de plantas así tratadas. Y es que si bien el compuesto surfactante/espermicida, no penetra fácilmente a través de la piel, sí lo hace por ingestión.

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