Por RT

Tras cinco días de reflexión para sopesar su posible dimisión, el presidente del Gobierno de España toma la decisión tras denunciar ataques de la ultraderecha contra él y su mujer.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha comparecido la mañana de este lunes para anunciar que tras cinco días de reflexión en los que sopesó presentar su renuncia, ha decidido seguir «con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia de España».

«Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte«, afirmó tras asegurar que su familia lleva sufriendo 10 años de acoso y de asegurar que «hay veces que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar».

Sánchez ha asegurado que la movilización social «ha influido positivamente» en su decisión y ha agradecido las muestras de apoyo, principalmente a su formación política, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Antes, durante esta mañana, había comunicado su decisión al rey Felipe VI y posteriormente se había reunido con la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y había convocado a todo el personal de Moncloa tras su comparecencia.

Los hechos se precipitaron el pasado miércoles, cuando por sorpresa Sánchez publicó en su perfil oficial de la red social X una carta abierta a la ciudadanía, sin sello de ningún tipo, ni PSOE ni de la Presidencia del Gobierno.

En ella anunció que suspendía su agenda pública durante cinco días para reflexionar sobre si continuaba en el cargo o no y denunciaba «la gravedad de los ataques» que están recibiendo tanto él como su esposa, Begoña Gómez, y señalaba al presidente del conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, y al del ultraderechista Vox, Santiago Abascal, de ser «colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista».

Denuncia contra Begoña Gómez

La mañana de ese miércoles se conocía que un juzgado de Madrid había abierto diligencias previas por la denuncia interpuesta por la organización de extrema derecha Manos Limpias contra la esposa del presidente, acusándola de los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

La denuncia se basaba en ocho recortes de prensa de periódicos digitales. Alguno de ellos ya fue desmentido, como el que afirmaba que el Gobierno escondía una subvención recibida por Begoña Gómez, que en realidad fue recibida por otra ciudadana de igual nombre.

El resto apunta a las relaciones laborales mantenidas por Gómez con empresas que con posterioridad recibieron ayudas públicas (la aerolínea Air Europa en el marco de los subsidios por la crisis del coronavirus) o contratos públicos (una unión de empresas que recabó cartas proforma de una veintena de personas y entidades, incluida Gómez o el Ayuntamiento de Madrid).

Cinco días de incertidumbre y muestras de apoyo

El anuncio del presidente pilló por sorpresa a propios y extraños, incluyendo a los cargos de su partido y a los ministros de su Gobierno. Desde entonces el país ha estado inmerso en la incertidumbre. Un tiempo durante el que se barajó principalmente tres opciones: la propuesta de una moción de confianza, la convocatoria de elecciones anticipadas (que no se podrían celebrar hasta finales del mes de julio) o la dimisión.

El sábado se celebró el Comité Federal del PSOE en el que se debía ratificar la lista para las elecciones europeas, pero que terminó convirtiéndose en un acto masivo de apoyo a su secretario general. Alrededor de 12.000 simpatizantes se concentraron ante la sede de Madrid bajo el lema ‘Pedro, quédate’.

El domingo por la tarda también miles de personas se manifestaron en el centro de Madrid en defensa del Estado de Derecho y del presidente del Gobierno.

Con el paso de los días era la opción de la dimisión la que estaba tomando más fuerza, a pesar de que los líderes más importantes del PSOE reiteraban que no tenían conocimiento de cuál sería la decisión del presidente y que respetaban los cinco días de reflexión que había solicitado.

Debate social

Durante estos días además se ha abierto un amplio debate social sobre el nivel de crispación del país, los ataques mediáticos infundados, la difusión de bulos, la deshumanización del rival político o el papel de la judicatura y la existencia de ‘lawfare’.

Así, en el punto de mira se ha puesto la creación de casos para destruir a los adversarios, algo que ya había afectado a otras formaciones como Podemos, a quien se le abrieron decenas de casos judiciales ampliamente difundidos a nivel mediático que finalmente fueron archivados; o Compromís, cuya líder, Mónica Oltra, tuvo que dimitir tras sufrir el mismo proceso.

Se señala la difusión de bulos, noticias sin contrastar o rumores por medio de digitales del ámbito de la ultraderecha, que posteriormente son amplificados por líderes políticos, por lo que acaban haciéndose eco los medios tradicionales. En este círculo participan después organizaciones como Manos Limpias que interponen denuncias que ahondan en la campaña de descrédito. Aunque las causas judiciales se archiven de inmediato o tras las primeras diligencias el daño reputacional y al honor ya está hecho.

En el caso de Sánchez se denuncia que los ataques se vienen produciendo desde que accedió al poder por medio de una moción de censura en junio de 2018, cuando desde el principio la oposición de acusó de ser un presidente ilegítimo.

Este tipo de ataques se intensificaron a partir del pasado 23 de julio, cuando el resultado de las elecciones generales no arrojó la mayoría absoluta para el Partido Popular que pronosticaban las encuestas y Pedro Sánchez volvió a formar Gobierno con el apoyo de todo el hemiciclo salvo PP y Vox.

Desde entonces ha sido acusado de corrupción política por los pactos con sus socios; se han atacado numerosas sedes del PSOE en todo el territorio nacional; la sede nacional ha sufrido manifestaciones diarias en las que se llegó a apalear un muñeco que simbolizaba a Sánchez; e incluso se han producido agresiones a políticos socialistas.

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