El colibrí es un ave pequeña de una sutileza incomparable. Es parte importante de la mitología maya y aún sus relatos permanecen vigentes.

Es una particularidad de las aves poder visualizar una gama de colores amplia para distinguir su alimento o mantenerse a salvo de los depredadores. Su sentido de la visión está mucho más desarrollado que el de los humanos porque cuentan con un cono sensible a la luz ultravioleta. Gracias a ello pueden ver combinaciones de colores como ultravioleta+rojo y ultravioleta+verde.

Un estudio llevado adelante por científicos de la Universidad de Princeton y de las universidades Columbia Británica, Harvard, Maryland y RMBL se dedicó a investigar cómo funcionaba la captación de colores entre las aves.

De las 340 especies de colibrí, para la investigación desarrollada en el Laboratorio de Biología de las Montañas Rocosas (RMBL) en Gothic, Colorado fue elegida el colibrí de cola ancha (Selasphorus platycercus).

De acuerdo con Mary Caswell Stoddard, profesora asistente en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de Princeton:

Los experimentos perceptuales más detallados en aves se realizan en el laboratorio, pero corremos el riesgo de perder la imagen más amplia de cómo las aves realmente usan la visión del color en sus vidas diarias

Por esto, se consideró necesario ampliar el estudio al entorno natural donde habita el colibrí. Según Caswell, los colibríes evolucionaron para responder al color de las flores, las cuales les proporcionan néctar.

El experimento de los colibríes

Los científicos pusieron especial atención en las combinaciones de colores no espectrales que ven los colibríes, que involucran tonos de partes muy separadas del espectro del color.

En el caso de los humanos, los ojos poseen conos de tres colores en la retina sensibles a los colores rojos, verde y amarillo. El púrpura es un ejemplo de color no espectral, el único que poseen los humanos, ya que no se encuentra dentro del arcoíris, sino que surge de la estimulación de los conos azul (onda corta) y rojo (onda larga), pero no de los conos verdes.

En cambio las aves, poseen cinco colores no espectrales: púrpura, ultravioleta+rojo, ultravioleta+verde, ultravioleta+amarillo y ultravioleta+púrpura.

Para comprobar las suposiciones, los científicos construyeron un par de tubos LED, adaptados a la visión de los pájaros y programados para dejar ver las diferentes gamas de colores, incluyendo los no espectrales.

Luego se colocaron dos bebederos, uno con agua azucarada y otro con agua solamente, a los cuales se les asignó una lámpara LED con emisiones de diferentes colores no espectrales. Durante la prueba se cambió la ubicación de los tubos, con lo cual las aves no podían depender de la memoria para encontrar su recompensa.

Resultados

Al cabo de unas horas de la experiencia, los colibríes pudieron identificar el agua con azúcar. Llegando así a la conclusión que las aves pueden ver los colores no espectrales emitidos por las lámparas LED de los bebederos, los que no serían diferenciables para un ojo humano.

Los colibríes pudieron discriminar entre el ultravioleta + verde del ultravioleta puro o el verde puro, colores que a los ojos de los humanos son iguales. Si bien esta capacidad está presente en muchos animales, los colibríes la han desarrollado especialmente, con una agudeza que asombra.

Fuente

Visto en: Ecoportal.net

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