Por Xanadu / Ufo Spain
La humanidad, a través de proyectos de comunicación interestelar, aguarda recibir el mensaje de alguna inteligencia extraterrestre..
Más allá de la paradoja de Fermi y sus posibles soluciones, no podemos descartar que, en cualquier momento, contactemos con alguna inteligencia extraterrestre.
Esto puede ocurrir de muchas maneras. Puede que un día aparezcan naves espaciales en el porche de la Tierra; no es la opción más probable, pero puede ser..
Puede que alguna de nuestras sondas detecte alguna sonda alienígena o, quizá más probablemente, también puede ser que un día, en un radiotelescopio cualquiera, detectemos una señal.
¿Qué deberíamos hacer? ¿Quién debería representar a la Tierra?
La respuesta es más sencilla de lo que parece: no tenemos ni idea. Al menos el público en general. Todo el mundo da por supuesto que los gobiernos tienen planes de contingencia.
Al fin y al cabo, el Pentágono planificó una delirante invasión de Canadá en los años 20 y, según dicen, tiene planificado su respuesta un holocausto zombi. Pero, públicamente, no sabemos nada.
Lo razonable es que el Consejo de Seguridad de la ONU tomara el mando, pero quién sabe si el mero descubrimiento de señales alienígenas nos llevaría un conflicto (como poco) diplomático y sin precedentes.
Muchas preguntas sin responder. Y por eso mismo, no deja de ser curioso que el mayor interés por estas cuestiones viene de teólogos, astrónomos y biólogos.
No es un tema popular entre politólogos y expertos en ética. Aunque tampoco es de extrañar teniendo en cuenta de que desconocemos profundamente hasta la naturaleza de ese primer contacto.
¿Estamos preparados?
Gabriel de la Torre, un neuropsicólogo de la Universidad de Cádiz, empezó a preguntarse si estaríamos preparados para un contacto de este tipo.
Para indagar sobre el asunto, realizó 116 entrevistas a personas de varios países (sobre todo, EEUU, España e Italia) con la idea de evaluar sus conocimientos de astronomía, su grado de percepción del entorno, su opinión del lugar que ocupamos en el cosmos y otras cuestiones éticas y religiosas.
Los resultados (bajo conocimiento del cosmos y nuestro lugar en él) llevaron a De la Torre a sostener que aún no estábamos preparados y que debíamos redoblar los esfuerzos educativos por promover una consciencia cósmica.
En el sentido de que «estar preparados» es un concepto algo difuso, yo no estoy de acuerdo. No tengo claro hasta qué punto se puede «estar preparado para encontrar un nuevo mundo».
Eso sí, las reflexiones de De la Torre son interesantes porque si alguna vez nos encontramos con civilizaciones extraterrestres, el resultado no dependerá sólo de la capacidad destructiva de cada una, sino de sus recursos éticos, culturales y sociales.
Es decir, nuestra supervivencia como especie dependerá, en esencia, del mundo que seamos capaces de crear. Una vez más, el sueño espacial solo alcanza sentido pleno por lo que habla de nosotros.
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