Por Erick Sumoza  / Ufo Spain

Mellen Thomas Benedict es un artista que sobrevivió a una experiencia cercana a la muerte en 1982. Durante una hora y media estuvo oficialmente muerto, y en ese lapso de tiempo salió de su cuerpo al tan ansiado encuentro con la «Luz».

Jamás pensaría que una experiencia cercana a la muerta lo llevaría a conocer los secretos del universo. Lo llevaron a las profundidades más remotas, al más allá, al vacío energético de la nada detrás del Big Bang. Una de las historias más extraordinarias jamás contadas.

La experiencia cercana a la muerte de Mellen Thomas Benedict

En el 82, Benedict falleció de un cáncer terminal. El diagnóstico demostró que no era operable, tampoco quiso someterse a quimioterapia.

Se le informó que solo tenía 6 a 8 meses de vida. Antes de esa época, su desesperanza se había agravado por la crisis nuclear, ecológica y demás. Incluso sintió que los humanos eran el «cáncer» de la Tierra y que por eso estaba destinado a morir.

Antes de la muerte clínica, probó varios métodos alternativos, sin resultados. Así, decidió dejar de tratarse y que dejar que Dios decidiera, a pesar de que nunca se consideró un creyente.

Sin embargo, la muerte lo hizo buscar más información acerca de la espiritualidad y las sanaciones alternativas. Estudió religiones y filosofías, lo que le dio una esperanza de que había algo después de la vida.

No tenía seguro médico, así que los ahorros de su vida se terminaron en exámenes y clínicas. Sin querer arrastrar a su familia, decidió manejar todo por su cuenta.

Terminó en un hospicio, pero por suerte, alguien decidió atenderlo en ese lugar. Él la llama «Anne», y se quedó con él durante todo el proceso.

Cerca de las 4:30 am, supo que había llegado el momento. Llamó a algunos amigos para despedirse y despertó a Anne. Le hizo prometer que su cadáver iba a permanecer tal cual durante 6 horas. Esto se debió a que había leído que suceden muchas cosas interesantes cuando se fallece.

Decidió dormir de nuevo y lo siguiente que recuerda es que estaba totalmente consciente y de pie, pero su cuerpo estaba en la cama. La oscuridad lo rodeaba, pero veía cada cuarto y el techo. Incluso podía ver bajo la casa.

El viaje a la luz

Una luz brillante apareció y se volvió a hacia ella. Era similar a los que leyó sobre la experiencia cercana a la muerte. La luz era maravillosa y lo llamaba, como cuando un niño ve los brazos de su madre.

Pero cuando avanzó, supo que si entraba en ella sería el fin. No habría retorno. Por ello deseó que esperara un momento ya que quería hablar con «ella» antes de continuar.

Así que todo se detuvo y ahí supo que dicha experiencia controlaba todo. Pudo conversar con la luz. Esta se transformó en diferentes figuras, personajes y símbolos, por lo que decidió preguntar que estaba sucediendo.

La luz explicó que nuestras creencias configuran la clase de retrospección que recibimos. Si una persona es budista, católica o fundamentalista, su retroalimentación de las imágenes serán familiares.

Tomé conciencia de una matriz de Sí Mismo Superior, un canal hacia la Fuente. Cada persona tiene un Sí Mismo Superior o una parte supra-anímica de su ser.

Todos los Sí Mismos Superiores se conectan como un solo ser, todos los humanos están conectados. Era algo similar al amor que uno siempre anhelará, y era el amor sanador y regenerativo.

Después de ello, Benedict decidió que estaba listo, entonces la Luz se transformó en lo más hermoso que había visto. Una bella creación de almas humanas.

Para él, no había forma de explicar cómo cambió su perspectiva de la humanidad. Quedó asombrado al ver como no existía maldad y que todo lo malo iba ligado a la ignorancia. La Luz explicó que todo ser humano busca amor y la falta de ello es lo que los distorsiona.

No estamos solos en el universo

Las revelaciones continuaron, la Luz explicó que cada persona puede salvarse a sí misma, siempre lo han hecho y lo seguirán haciendo. Dijo que cada persona fue creada con el poder de hacerlo. Así se dio cuenta que él ya estaba salvado.

«Oh Dios amado, Universo amado, Gran Sí Mismo amado, yo amo mi Vida»

Después de exclamar esas palabras, la Luz pareció absorberlo. Entró a otro ámbito más profundo y percibió una enorme corriente de Luz. Esta era el Río de la Vida y debía beber de ella hasta saciarse.

Inmediatamente fue impulsado rápidamente fuera del mundo sobre el Río de Vida. Vio como todos los astros pasaban a su alrededor, absorbiendo el conocimiento de los mismos.

Así prendió que el Universo está rebosante de vida y descubrió que no estamos solos.

Así apareció otra Luz y cuando entró en ella, percibió el infinito. Estaba en el Vacío, la pre-Creación, el principio del Tiempo.

Descansó en el Ojo de la Creación y parecía que tocaba el Rostro de Dios. Pero este no era un sentimiento religioso, simplemente sentía que era uno con la vida y consciencia absoluta.

Luego sintió que la Luz lo inhalaba nuevamente, sintiendo que la muerte no existía. Que nada nace y que nada muere, que somos seres inmortales.  Formamos parte de un sistema viviente natural que se recicla interminablemente a sí mismo.

Sentía que no era nada y que todo al mismo tiempo. La Creación es Dios explorando al Sí Mismo de Dios por todos los modos imaginables.

El regreso a la vida

Nunca le dijeron que iba a volver, sencillamente supo que lo haría. Era algo natural después de todo lo que vio. Cuando empezó su retorno al ciclo vital, nunca pasó por su mente ni se le dijo que volvería al mismo cuerpo. Realmente no importaba. Confiaba en el proceso de la vida.

Cuando río se fundió con la Luz, pidió no olvidar jamás las revelaciones y sentimientos aprendió y sintió. Pensó de nuevo como un humano y se sintió feliz de serlo. Entendió que ser uno es una bendición.

Muchos creen que ser la parte humana de esta experiencia es algo magnífico. Cada uno de nosotros, sin importar en dónde esté, desafortunadamente o no, es una bendición para el planeta. Así que pasó por el proceso de reencarnación, esperando ser un bebé en algún lugar.

Sin embargo, reencarnó en su cuerpo. Estaba tan sorprendido cuando abrió los ojos; estaba en la misma habitación, con alguien que lo miraba y lloraba. Era Anne, quien lo había encontrado media hora antes.

Anne respetó su deseo de dejar tranquilo el cuerpo recién fallecido. Ella podía verificar que había muerto realmente. No se trató de una muerte clínica, por lo que cree, experimento la muerte misma por al menos media hora.

Cuando despertó estaba confundido. Vio la luz afuera e intentó ir hacia a ella, pero se cayó de la cama. Anne rápidamente oyó el golpe y corrió hacia Mellen.

Cuando se recuperó, recordaba con admiración todo lo sucedido. Aunque en un principio le costó recordar, pensaba que estaba soñando. Le costaba creer que estaba vivo.

A los 3 días recuperó la normalidad. Estaba más lúcido, aunque sentía que no era el mismo. Los recuerdos del viaje regresaron más tarde y desde su retorno no podía encontrar nada malo en ninguna persona.

Las lecciones aprendidas en la experiencia cercana a la muerte

3 meses después, un amigo le dijo que debía examinarme del cáncer. De modo que realizaron todos los chequeos, aunque se sentía totalmente sano. Recordó como el doctor veía los exámenes anteriores, comparándolos con los actuales y no creía lo que veía. No había ningún signo de cáncer.

Durante su experiencia cercana a la muerte, entendió que no importaba la religión de las personas. Lo único que importaba era la fe.

Entendió que somos nosotros los que debemos darle importancia, porque es a quien nos interesa. A la Fuente no le importa la religión, cada uno es un reflejo del todo.

Las religiones separadas no son la finalidad, sino el vivir y dejar vivir. Cada una tiene una visión diferente y todas se suman para el panorama mayor.

Asegura que fue al otro lado con una cantidad de temores y volvió amando cada uno de esos problemas. Este es el sagrado regalo que recibió en su experiencia.

Benedict asegura que, desde su experiencia cercan a la muerte, ha podido experimentar espontáneamente la Luz a través de la meditación.

Cada persona podría hacerlo sin necesidad de morir, ya que estamos conectados con ella. El cuerpo es el más magnífico ser de Luz que existe.

Sin duda, una historia magnífica que podría abrirlos ojos o, al menos, mostrarnos una perspectiva diferente de una experiencia cercana a la muerte.

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