Se ha demostrado a través de numerosos experimentos que el pensamiento es capaz de influir sobre la materia, es decir, lo que pensamos tiene un impacto tremendo en el mundo que nos rodea, aunque no nos damos cuenta de ello.
El pensamiento es una energía tremendamente poderosa, capaz de transformar tanto a los organismos vivos como a aquellos que son inertes, incluso, puede llegar a influir en el funcionamiento de las máquinas.
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