Por Helium 24

Su historia comienza una mañana de febrero en 1961, cuando los propietarios de una tienda de gema fueron en busca de nuevas exhibiciones en las Montañas Coso de California del Este, EE.UU..

Poco sabían ellos que, entre las geodas que recogieron estaba una reliquia polémica que pondría en entredicho lo que sabíamos sobre el pasado de nuestro planeta.

Al día siguiente, empezaron a cortar en las rocas, esperando que ellos contenieran cristales valiosos dentro. En cambio, descubrieron que una de las geodas contenía lo que parecía ser un dispositivo mecánico que se asemeja a una bujía.

El dispositivo en sí consistía en un cilindro de porcelana rodeado por anillos de cobre. Los análisis de rayos X mostró que una varilla magnética y un resorte de metal estaban alojados en el interior del cilindro. La roca también contenía una sustancia suave y blanca que nunca fue identificado.

Pero el aspecto más desconcertante de este hallazgo era la edad de la geoda, que se determinó mediante el análisis del estrato en el que se encontró, así como la presencia de una concreción de fósiles de animales marinos en su superficie. Los geólogos determinaron que podría ser tan antigua como 500.000 años.

Toda la evidencia parece sugerir que el artefacto Coso y la sustancia blanca que lo cubre habría pasado mucho tiempo sumergido bajo el agua de mar. ¿Pero que civilización había avanzado lo suficiente como para diseñarlo y luego perderlo? Aún más, ¿Fue una civilización terrestre? Girar hacia la ciencia convencional en busca de respuestas sería en vano.

Adeptos del creacionismo han citado este ooparts (artefacto fuera de lugar) como evidencia de la existencia de una avanzada civilización pre-diluviana, mientras que los ateos siempre lo han descartado como un engaño.

Por desgracia, esta reliquia en disputa no fue sometido a rigurosas pruebas y hay pocas posibilidades de que alguna vez se convierta en el punto central de análisis científico imparcial. Este artefacto simplemente desapareció en 1969 y no ha aparecido desde entonces.

El artefacto Coso y otros ooparts igualmente intrigantes silenciosamente alimentan las teorías de la conspiración desde el oscuro confort como una pieza central de la colección privada de alguien.

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