Por RT
Más de 6.500 personas fallecieron en residencias para ancianos desde el inicio de la pandemia, algunas de ellas en circunstancias que dejan muchas interrogantes.
La Comunidad de Madrid ha suavizado las medidas en las residencias de ancianos, con lo que se permitirán más visitas, salida de los mayores y habrá cambios en los protocolos ante los casos positivos por coronavirus.
Sin embargo, persiste la controversia en torno a estos centros por el bloqueo de la investigación política y judicial, donde muchos señalan a la actual presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. Son más de 6.500 personas las fallecidas en las residencias geriátricas en la comunidad de Madrid desde el inicio de la pandemia.
RT pudo hablar con la familiar de una víctima para conocer en qué consiste su reclamo. Su nombre es Enriqueta López y su madre falleció en una residencia de ancianos el pasado 6 de abril. Inicialmente se indicó una posible infección por coronavirus como causa de muerte, aunque luego se supo que la mujer murió en circunstancias que dejan muchas interrogantes.
Reclamo ignorado
«Nos sentimos abandonados por todas las instituciones. Buscamos justicia y que se sepa la verdad. No queremos que esto caiga en el olvido», plantea Enriqueta.
«Nuestra lucha es que el señor fiscal coja y los mire, los vea uno por uno. Estamos cansados de que nos archiven una y otra vez todas las diligencias cuando pedimos una investigación en qué pasó en las residencias», explica.
«Queremos saber qué pasó en la [residencia] Beltrán Uriola, por qué murieron 42 personas. Eso es todo lo que pedimos, justicia», resume.
Engaño y angustia
«Es una historia de película de terror, pero de las malas. La Beltrán Uriola estuvo completamente abandonada, tuvo más del 50 % del personal de baja. No fue sustituido porque no había o no encontraban, nunca lo sabremos» cuenta la mujer.
Según la mujer, existió «mentira» y «engaño», pues en todo momento les «hicieron creer que ellos estaban bien, que estaban bien cuidados, bien atendidos». «Pasamos días de angustia porque no sabíamos si estaban vivos o si estaban muertos. Hasta que por fin se destapó, cuando ya comenzaron a morir no les quedó más remedio que decir la realidad, que se estaban muriendo», añade.
¿Muerte por abandono?
«Pensábamos que se morían de covid-19, pero no. Realmente han muerto de hambre. Mi madre murió ahogada en su propio vómito porque nadie se preocupó de darle de comer como debía», recuerda Enriqueta, detallando que «los tuvieron en habitaciones cambiadas y la gente no sabía sus nombres. «Les dejaron de dar la medicación a todos porque nadie sabía quién era quién, no los lavaban, no los cuidaban. Les daban una taza de puré al día, el que podía comía y el que no tenía porque no sabía o era incapaz, no comía».
«Cuando por fin llegaron las autoridades, pudieron sacarlos y nos dieron permisos para ir a los hospitales, nos encontramos con gente que llegó con los riñones completamente colapsados de no tener nada de líquido porque no estaban hidratados. Gente con unas llagas tan importantes que acabaron muriendo por sepsis», comenta la entrevistada.
En palabras de Enriqueta, lo más duro de todo es «el desamparo, el abandono, el no poder llorar la muerte» de su madre. «El tener esa rabia ahí que te sale de dentro. Mi madre tenía seis hijos y murió sola. No nos dejaron enterrarla. Quiero saber la verdad. Quiero saber por qué mi madre murió sola y abandonada, por qué nos mintieron tanto y por qué no quiere nadie investigar. ¿A qué tienen miedo?», se pregunta.
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