Alrededor del mundo existen antiguos sitios y estructuras que los expertos e investigadores no han encontrado una posible explicación de como fueron construidos, ni cual era su propósito. El mejor ejemplo de estas anomalías son los monumentos antiguos hallados en la meseta de Giza.
De acuerdo a nuestros libros de historia, hace 4000 años los antiguos egipcios utilizaron solo herramientas como cinceles de cobre y martillos de piedra para tallar las rocas, muchas de ellas de una gran dureza, como el basalto y el granito, en formas que permitían ser ensambladas con una precisión milimétrica.
Pero en realidad es simplemente imposible producir este tipo de trabajo con solo «Cinceles de cobre» y «martillos de piedra», como se nos ha hecho creer. Hay que tener en cuenta que el basalto tiene un factor de dureza de entre 6 y 7 en la escala de dureza MOHS. El granito habitualmente está entre el 5.5 y 7. Mientras que el cobre está entre 2.5 y 3.
Por tal motivo, muchos que cuestionan la versión oficial de su construcción han estudiado este terreno en busca de evidencia de tecnología avanzada gracias a la cual estas estructuras podrían haberse construido.
Entre los muchos fragmentos que quedan en el suelo, existen numerosas pruebas que apuntan a una antigua tecnología altamente avanzada responsable de la construcción de esos antiguos prodigios.
Evidencia de una antigua tecnología avanzada perdida en la meseta de Giza se puede hallar en este piso de basalto, que más allá de toda duda RAZONABLE, se utilizó algún tipo de máquina de corte de precisión para su construcción.
Los bordes nítidos y paralelos demuestran la alta calidad de este trabajo e indican que la máquina de corte se mantuvo completamente estable.
Cuando se realizaron los cortes de esas piedras la máquina de corte de alta velocidad dejó marcas, estrías, crestas precisas e innumerables características peculiares.
En un lugar se puede encontrar muchos cortes paralelos verticales uno al lado del otro, similar a los cortes de roca que se hacen actualmente con las máquinas modernas.
Parece que el corte de basalto no fue tan lento y arduo como para evitar que cortes adicionales como estos fueran una pérdida de tiempo innecesaria.
Estas marcas de herramientas supervivientes, podrían algún día usarse para identificar la tecnología una vez utilizada para construir el sitio.
La evidencia sugiere que las teorías modernas atestiguadas y publicadas en masa, con respecto a los orígenes de la meseta de Giza, su edad, y de hecho, sus constructores, realmente son incorrectas.
El primer paso esta dado, descubrir realmente que no fueron hechos con herramientas primitivas. El segundo sería identificar la tecnología a partir de las huellas dejadas por la máquina de corte. Para así quizás poder descubrir quienes fueron los poseedores de este avanzado conocimiento que construyeron estos imposibles monumentos.
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