Programando la nación

Por durrutino

A mediados de los años 80, la firma Kilbourne y Asociados llevó a cabo un experimento fascinante, partiendo de dos anuncios reales en los que creía haber identificado insertos subliminales. Uno de ellos era un anuncio de Marlboro en el que aparecían dos vaqueros a caballo sobre un fondo rocoso.

Supuestamente, una de las rocas tenía forma de falo erecto. Así que contrataron a un artista para que retocara la imagen y quitara el falo para tener un grupo de control. Enseñaron la imagen a una serie de personas para medir sus reacciones galvánicas cutáneas y descubrieron que la imagen con el falo tenía un efecto mucho mayor que la imagen sin el falo. Pero ¿en qué medida puede afectarnos algo que no somos en absoluto conscientes de haber visto?

Históricamente, también se ha hablado del poder subliminal de la música. Según algunos autores, todo comenzó con los Beatles, con ciertos mensajes que parecían haber sido introducidos deliberadamente en las canciones de sus albúnes ¿Son realmente mensajes subliminales o algo puramente accidental?

Otro ejemplo de este tipo de mensajes y su existencia real o no son las películas Disney y sus presuntas inserciones de mensajes subliminales sexuales. En la reedición de estas películas en DVD y Blu-Ray las imágenes sospechosas no están, porque han sido expurgadas de las versiones más recientes. Sin embargo, el escrutinio público, las malas lenguas y la sátira siguen cebándose aún hoy con Disney.

Se analiza la presunta utilización de mensajes subliminales en anuncios de publicidad, medios de comunicación y propaganda política.

En 1979, la revista TIME publicó un artículo sobre un inventor llamado Hal C. Becker. Su creación recibió el sencillo nombre de “caja negra”. Sirve para grabar mensajes subliminales mezclados con música. Puesto que hay música ambiental sonando ininterrumpidamente casi en todas partes,

En EE.UU. se emplean mucho los videocomunicados. Generalmente, son creados por agencias de relaciones públicas para comunicar un mensaje específico de parte de un cliente, ya sea un político, una corporación o una administración pública. Son considerados como publicidad subliminal por parte de muchas personas.

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