Por RT
La extraña escena forma parte de un conjunto de 97 pinturas encontradas al interior de un refugio rocoso descubierto recientemente.
Investigadores de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia) descubrieron al interior de un refugio rocoso situado en la reserva de caza de Swaga Swaga, en el centro de Tanzania, representaciones de extrañas y desconcertantes figuras antropomorfas con enormes cabezas estilizadas de apariencia animal.
Durante la exploración del refugio, conocido como yacimiento Amak’hee 4 y descubierto en 2018 junto con otros 52 yacimientos de pinturas rupestres, fueron encontrados en buen estado de conservación 97 elementos pintados sobre las rocas, los cuales, casi en su mayoría, fueron elaborados con un tinte rojizo, detalla Maciej Grzelczyk en su estudio, publicado en Antiquity.
A pesar de que no existe una datación exacta del arte rupestre descubierto, la ausencia de motivos que representen o se asocien al ganado domesticado hace estimar al investigador que las pinturas fueron elaboradas hace varios cientos de años durante el periodo de cazadores-recolectores.
Entre las pinturas, una escena en particular ha llamado la atención del especialista. Se trata de una representación de tres figuras antropomorfas con extrañas cabezas de gran tamaño que, de acuerdo con Grzelczyk, por su forma «recuerdan la inclinación central del perfil de la cabeza de búfalo, desde la que se elevan los dos cuernos y luego se curvan hacia fuera, alejándose de la cabeza, así como las orejas caídas».
No muy lejos de Amak’hee 4, en los yacimientos Kolo B2 y B1, fueron halladas asimismo dos pinturas rupestres que, aunque de menor tamaño, guardan gran similitud con el trío y comparten varios elementos, como la disposición de las manos de las figuras, la posición de sus cuerpos y la alineación de las figuras.
Aunque en la cosmovisión actual de los sandawe, pueblo descendiente de los autores de las pinturas de Amak’hee 4, no existen representaciones simbólicas que sugieran la antropomorfización de los búfalos, algunos de sus aspectos rituales ofrecen ciertos paralelismos con la pintura, por lo que el autor considera que una investigación etnoarqueológica podría arrojar nueva luz sobre la desconcertante escena.
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