La ortiga es una hierba, muchas veces tratada como maleza, que cuenta con múltiples propiedades. Es reconstituyente, antiinflamatoria, antianémica, antihemorrágica, diurética, antihistamínica, antirreumática, expectorante y más. Te contamos cómo consumirla y cultivarla.

Ortiga fresca: cómo aprovechar esta valiosa planta

La ortiga (Urtica dioica) es una de las plantas medicinales más importantes. Tiene muchas aplicaciones, tanto en uso interno como externo.

Recién recogida es muy valiosa pues conserva todo su potencial “vivo”, lo que la hace mucho más activa. Su sabor es similar al de las espinacas, y se pueden aprovechar todas sus partes, incluso raíces y semillas. Así que, si tenemos acceso a una planta tierna que haya crecido en lugares libres de pesticidas o de contaminación, podremos aprovecharla.

Propiedades de la ortiga

La ortiga ha sido utilizada tradicionalmente como apoyo en múltiples dolencias. Se destaca, además, por contener una interesante variedad de nutrientes.

Propiedades nutricionales

Es una de las plantas más ricas en clorofila y proteínas, nos aporta cantidades abundantes de carotenoides, vitaminas del grupo B, K, ácido fólico, vitamina C, hierro, ácido silícico, calcio, magnesio, potasio, fósforo…

Propiedades medicinales

Tradicionalmente se conoce la ortiga como una planta depurativa, reconstituyente, antiinflamatoria, antianémica, antihemorrágica, diurética, antihistamínica, antirreumática, expectorante… Por otro lado, tanto sus hojas como sus semillas han formado parte a lo largo de la historia de los tratamientos naturales contra el cáncer.

Estas son algunas de las enfermedades en las que la ortiga se ha utilizado como apoyo:

arteriosclerosis
alergia primaveral
infecciones urinarias
afecciones de próstata
gota, ácido úrico
reumatismo
catarros bronquiales, intestinales, vesicales y renales
hemorragias internas y externas
dermatitis, eccemas
afecciones del hígado y del bazo
úlceras estomacales, intestinales
afecciones pulmonares
artritis
hemorroides
trastornos de la circulación de la sangre
tuberculosis
diabetes (semillas)
cáncer

Manipulación de la ortiga

Cómo “desactivar” su acción urticante

En primer lugar, habrá que manipularla siempre con guantes o cualquier otro método que proteja nuestra piel de sus pelillos urticantes.

A la hora de consumirla tenemos que “desactivar” los pinchos de la ortiga. Dos son los métodos más seguros para hacerlo:

Machacando la planta: De este modo los pelillos se rompen, y una vez rotos pierden toda su acción. Esto se puede lograr con un mortero, licuadora, batidora, extractor de zumos.

Por la acción del calor: Una vez se calienta la planta al cocinarla, en pocos minutos se puede comer ya sin problemas. Con el paso de los días, después de cosechada, también va perdiendo su acción irritante.

Cómo conservarla

Podemos guardarla en la nevera como haríamos con cualquier otra verdura de hoja verde. O dejarla en una jarra con agua, del mismo modo que conservamos el perejil o el apio en nuestra cocina.

En el caso de que nos pique

Si accidentalmente nos pincháramos con ella, podemos utilizar cualquier método casero contra picaduras, como aplicar una pasta de arcilla sobre el área de piel afectada.

Un aceite esencial que funciona muy bien contra estas picaduras es el de espliego macho (Lavandula spica). Se aplican un par de gotas directamente sobre la erupción frotando suavemente, suele notarse alivio enseguida.

Formas de consumirla cruda

Zumos de frutas o verduras, batidos, licuados, smoothies…

Si sólo vamos a consumir el zumo, podemos echar toda la planta (por ejemplo en el extractor de zumos). Pero si el producto es tipo smoothie, en el que ingeriremos la planta triturada, entonces echaremos sólo las hojas, pues los tallos son muy leñosos. Son ideales los extractores de zumo lentos o de bajas revoluciones, porque exprimen muy bien las hojas verdes manteniendo todas sus propiedades. La medida puede ser de un manojo de ortigas por vaso.

Añadida a nuestros platos o ensaladas en forma de pesto

Podemos picarla en el mortero con otros ingredientes como limón, ajo, piñones, aceite de oliva… o cualquier otra receta de nuestro gusto. Una vez picada, es un excelente aderezo para diferentes platos y ensaladas. En este caso utilizaremos sólo las hojas.

Formas de consumirla cocida

Caldo

La ortiga enriquece mucho nuestros caldos depurativos o remineralizantes. A modo de ejemplo, podríamos echar en un litro de agua, dos puñados de ortiga (se pueden incluir los tallos), dos cebollas cortadas, y dos cúrcumas cortadas. Llevar a ebullición, bajar el fuego, tapar y dejar a fuego lento 30 minutos. Sazonar con sal marina y un chorrito de aceite de oliva. Guardar en la nevera máximo 24 horas. Las posibilidades de recetas son muchas, pues la ortiga combina bien con todo tipo de verduras como apio, zanahorias, col, puerros, nabos…

Sopa

Se pueden echar las hojas frescas de ortiga los últimos 10 minutos de cocción de cualquier sopa que preparemos.

Hervida o al vapor

La podemos cocinar como unas espinacas, al vapor o hervida, usaremos sólo las hojas. En el caso de hervirla, la cocinaremos con poca agua (que aprovecharemos después), y la dejaremos a fuego suave de 8 a 10 minutos como máximo. Al vapor se deja unos pocos minutos hasta que veamos que está tierna. Combina muy bien con patatas al vapor o hervidas, un poquito de ajo picado y aceite de oliva.

Salteada

Se pueden saltear las hojas en un chorrito de aceite de oliva y ajo, sola o junto a otros ingredientes como setas, tomate, alcachofas, espinacas… etc. Son un delicioso acompañante de muchos platos.

Infusión o decocción

Y por supuesto, es una magnífica idea aprovechar sus propiedades preparando una infusión de ortiga fresca o una decocción breve. Un ejemplo: dos cucharadas colmadas de ortiga fresca (hojas) por taza, a la que podemos añadir una pizca de stevia y alguna planta aromática como romero, menta, albahaca… o combinarla con plantas de acción complementaria, como la cola de caballo, para reforzar el efecto depurativo, antihemorrágico y remineralizante.

Cultivar ortigas en maceta

La ortiga es muy fácil de cultivar en macetas en casa, incluso podemos hacer crecer esquejes a partir de una ramita. Se cortan unos 10 cms. de la parte superior, se pone en tierra húmeda en un lugar protegido del sol directo y del frío, y en pocos días seguramente habrá enraizado y tendremos una nueva planta.

Sus cuidados son fáciles, ya que se suele adaptar bastante bien, aunque necesita suelos ricos en nutrientes y riegos regulares. Es importante cultivarla de forma ecológica sin fertilizantes ni productos químicos.

Uso externo

Aunque aquí nos hemos centrado en su uso interno, hay otras muchas formas en las que podemos aprovechar la ortiga fresca. Como las tradicionales ortigaduras contra dolores, parálisis de miembros etc., los maniluvios o pediluvios contra dolores, gota… o las decocciones para compresas antiinflamatorias, lavados contra la caída del cabello, o para cuidar y embellecer la piel.

También podemos preparar tinturas, jarabes, bálsamos… Las posibilidades son muchas.

La ortiga fresca nos ofrece una farmacia natural completísima y muy valiosa, por eso merece un lugar de honor en nuestras despensas y botica natural.

Ecoportal.net

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