Por Gabriel Suárez
La amabilidad, esa cualidad digna de la persona que ama y se siente amada, habita en el corazón de aquel que con su actitud afable, generosa y afectuosa abre su corazón para servir a los otros y en consecuencia servirse a sí mismo.
La amabilidad es la manera más sencilla, delicada y tierna de hacer realidad un amor maduro y universal, libre de exclusivismos. Ese amor que dice “te necesito porque te amo” y no “te amo porque te necesito”.
Es entonces cuando la amabilidad se convierte en un valor, porque el comportarse de manera amable y afectuosa con los demás, sentir su felicidad es lo mismo que sentir la propia dicha y alegría compartida.
Ser amable es fácil, y lo mejor es, ¡que se reproduce!
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