¿Qué pasa si comemos comida chatarra? para niños y padres

Todos sabemos que la comida chatarra no es buena para la salud, pero desconocemos cuán grave resulta su ingesta en los niños, principales consumidores de estos alimentos y a quien más debemos cuidar porque se encuentran en pleno desarrollo.

A penas sabemos que la comida chatarra puede ocasionar obesidad y sobrepeso, pero hay muchas más consecuencias en la salud de los niños.

Te informamos cuáles pueden ser los riesgos.

Afecta la memoria

En los primeros años de vida, que son cruciales para el aprendizaje y desarrollo de los niños, el abuso de la comida chatarra puede provocar menos capacidad de atención, deterioro de la memoria y peor humor, según datos del American Journal of Clinical Nutrition.

Riesgo de depresión

Los niños tienen un 50% más probabilidad de padecer esta enfermedad al consumir esta comida en su dieta diaria.

Los alimentos ultraprocesados son ricos en grasas trans que alteran la composición de la microbiota intestinal, situación asociada con alteraciones en el estado de ánimo, según la revista The European Journal of Neuroscience.

Debilidad y fatiga

Los niños, de forma natural, poseen mucha energía. Sin embargo, la comida chatarra puede hacer que decaiga, provocando que sufra debilidad y fatiga que se puede volver crónica.

Problemas digestivos

La comida chatarra también puede ser causante de problemas digestivos graves, debido al exceso de aceite con que se prepara, y que dispara la producción de ácido en el estómago.

Esto agrava el reflujo, por lo que la falta de fibra facilita la aparición de afecciones, constipados y hemorroides.

Enfermedades cardiovasculares

Aunque estas se asocian con la edad, esta comida puede ser causante de estas enfermedades en niños, debido a que aumenta los niveles de triglicéridos y colesterol LDL.

La enorme cantidad de grasas trans y saturadas, más los elevados niveles de azúcar provocan que la sangre lesione los revestimientos de los vasos sanguíneos.

Problemas renales

Las sales procesadas aumentan la secreción de enzimas, que afectan el balance de sodio y potasio en el organismo, generando hipertensión y un mal filtrado de toxinas, debido al daño ocasionado a los riñones.

Ahora que ya sabes todo esto, seguramente pensarás dos veces antes de ofrecerle a un niño un refresco, un dulce o cualquier ultraprecesado. La alimentación saludable no es una moda, debe ser la “normalidad” en la vida diaria de nuestros niños para evitar problemas presentes y futuros en su salud física y mental.

Ecoportal.net

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