Fuente: childrenshealthdefense.org
Visto en: TierraPura.Org
Si cree que los comunicados semanales de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) deben tomarse como el evangelio, probablemente sea mejor que no siga leyendo.
Los principales medios de comunicación, de manera típica, resumieron el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (“Morbidity and Mortality Weekly Report”, MMWR por sus siglas en inglés) de los CDC de esta semana, “Hospitalizaciones de niños de 5 a 11 años con COVID-19 confirmado por laboratorio – COVID-NET, 14 estados, marzo de 2020 a febrero de 2022”, sin ningún análisis crítico de los hallazgos de los CDC.
La revista Forbes cubrió el MMWR con este titular: “El 87% de los niños hospitalizados con Covid durante la ola de Omicron no estaban vacunados, según los CDC”.
El mensaje es claro: Vacune a su hijo.
Lo que también está claro es esto: Los medios de comunicación aceptan sin rechistar estas misivas de los CDC al pie de la letra, sin criticar la metodología o las conclusiones de la agencia.
Resumen de las conclusiones del MMWR
Los CDC eligieron esta semana para informar sobre la hospitalización de niños de 5 a 11 años durante tres períodos diferentes: pre-Delta (1 de marzo de 2020 – 26 de junio de 2021); con predominancia de Delta (27 de junio de 2021 – 18 de diciembre de 2021); y con predominancia de Omicron (19 de diciembre – 28 de febrero de 2022).
La relevancia de las tasas de hospitalización durante los dos primeros periodos es difícil de encontrar dado que la vacuna COVID-19 para los niños de este grupo de edad fue autorizada sólo a partir del 2 de noviembre de 2021.
Por esta razón, limito mi análisis del informe a los hallazgos de los CDC en el periodo “con predominancia de Omicron”.
La Red de Vigilancia de Hospitalizaciones Asociadas a la COVID-19 (COVID-NET) de los CDC es un sistema de vigilancia basado en la población que recoge datos sobre hospitalizaciones asociadas a la COVID que están confirmadas por laboratorio entre niños y adultos a través de una red de más de 250 hospitales de cuidados intensivos en 14 estados.
COVID-NET tiene un área de captación del 10% de la población estadounidense.
Según el MMWR, en el periodo de 10 semanas entre el 19 de diciembre y el 28 de febrero de 2022:
- 397 niños (con una edad media de 8 años) fueron hospitalizados.
- El 72,9% fueron “probablemente” hospitalizados por enfermedades relacionadas con el COVID.
- El 70% tenía una o más comorbilidades.
- El 19% fueron ingresados en la UCI.
- No hubo muertes.
- No hubo diferencias significativas en los resultados graves según el estado de vacunación.
- El 87% de los niños hospitalizados no estaban vacunados.
- Los niños hospitalizados que estaban parcialmente vacunados (niños que recibieron una dosis o una segunda dosis en los 14 días siguientes al ingreso) se contaron como no vacunados.
- Las tasas de hospitalización de los no vacunados fueron 2,1 veces mayores que las de los vacunados.
Como muestran estas cifras, menos de 3 de cada 4 ingresos hospitalarios se debieron a la COVID.
Los CDC optaron por no informar de cuántos de los dos grupos (los no vacunados y los vacunados) eran ingresos reales por COVID.
Forbes optó por utilizar la cifra del 87% en su titular sin proporcionar ningún contexto en su discusión del estudio.
Sin embargo, Forbes informó: “El estudio del martes de los CDC reforzó los hallazgos anteriores de que la vacunación protege a los niños contra las complicaciones potencialmente mortales del COVID, como el síndrome inflamatorio multisistémico, dijeron los investigadores.”
Cabe destacar que el MMWR no informó de ninguna incidencia de síndrome inflamatorio multisistémico en los niños hospitalizados.
El punto clave que falta aquí es la comparación de las cifras de riesgo. En otras palabras, la mayoría de los niños de este grupo de edad permanecieron sin vacunar durante todo el periodo de observación.
Una semana después del final del periodo en cuestión, sólo el 32% de los niños estaban completamente vacunados. Podemos suponer que al principio del periodo, la inmensa mayoría de los niños no estaban vacunados.
A menos que nos den el porcentaje de niños de esta población que se vacunan semanalmente junto con el número de hospitalizaciones que se producen durante cada una de esas semanas, es imposible evaluar la eficacia de la vacuna a lo largo del tiempo.
No obstante, el informe indicaba que había un riesgo 2,1 veces mayor de hospitalización para los niños no vacunados si se sumaban las hospitalizaciones de todo el periodo de 10 semanas.
Una reducción del riesgo de 2,1 veces se traduce en que la vacuna es aproximadamente un 52% eficaz para prevenir la hospitalización.
Esta cifra coincide con los resultados del estado de Nueva York. Los autores de ese estudio señalaron la caída en picado de la eficacia de la vacuna, hasta sólo el 48% en siete semanas.
Tenga en cuenta que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) exige una tasa de eficacia mínima del 50% para conceder la autorización de uso de emergencia (“Emergency Use Authorization”, EUA por sus siglas en inglés).
No se menciona ningún riesgo asociado a la inoculación
Con el fin de proporcionar información significativa que los padres puedan utilizar para tomar una decisión informada sobre si vacunar o no a sus hijos, se debe evaluar el riesgo absoluto de hospitalización.
Según el MMWR de esta semana, la tasa de hospitalización acumulada en los no vacunados fue de 19,1 por cada 100.000 frente a 9,2 por cada 100.000 en los totalmente vacunados. Así calculan un factor de reducción del riesgo de 2,1 (19,1/9,2 = 2,1).
Y lo que es más importante, estas tasas de hospitalización nos permiten determinar que serán necesarias 100.000 series primarias de vacunación (dos vacunas por serie primaria) para evitar 10 hospitalizaciones.
En otras palabras, para evitar una sola hospitalización, es necesario que 10.000 niños estén totalmente vacunados. Se trata del número necesario para vacunar (“Number Needed to Vaccinate”), unos parámetros de los que rara vez hablan los fabricantes de vacunas o los medios de comunicación tradicionales (o que mencionan los CDC).
Esta cifra sólo tiene relevancia si existe un riesgo asociado a la vacunación, lo que explica que nunca se hable de ella: nuestras agencias reguladoras rara vez, o nunca, reconocen un riesgo de reacciones adversas graves a estos productos.
¿Cuál es el riesgo de las vacunas COVID para los niños de 5 a 11 años? Nadie lo sabe realmente.
Los niños de esta edad han estado expuestos a estos productos durante sólo unos meses.
En su informe (página 12) al Comité Consultivo de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la FDA el 26 de octubre de 2021, Pfizer reconoció que se produjeron 842 acontecimientos adversos notificados de forma pasiva en niños menores de 12 años.
En ese momento, aproximadamente 125.000 niños de ese grupo de edad estaban totalmente vacunados.
Entonces, ¿cómo pudo Pfizer obtener la EUA de la FDA? No se produjeron muertes, hospitalizaciones o incluso episodios graves de enfermedad ni en el brazo de tratamiento del estudio ni en el de placebo.
Pfizer ofreció seis “modelos” diferentes de riesgo/beneficio potencial basados en los niveles de anticuerpos inducidos por la vacuna y las tasas asociadas de hospitalización por COVID y mio/pericarditis inducida por la vacuna en niños mayores.
Cabe destacar que Pfizer asumió en cada uno de sus modelos que la eficacia de su producto en la prevención de la hospitalización estaba entre el 80% y el 100% (Tabla 14 del informe).
Como se ha señalado anteriormente, la eficacia real es del 52% y es probable que disminuya con el tiempo. Ahora que se ha demostrado que los modelos del fabricante de la vacuna son sumamente inexactos según el propio informe de los CDC, ¿por qué no se ha rescindido la EUA?
Los autores de los CDC no mencionaron este punto clave en su informe.
Hasta el 15 de abril, se notificaron más de 10.290 acontecimientos adversos al Sistema de Notificación de Acontecimientos Adversos a las Vacunas (VAERS), en este grupo de edad. De ellos, 248 fueron calificados como graves.
También se registraron 19 informes de mio/pericarditis y cinco muertes, según informó “The Defender”.
¿Por qué se incluye a los que están vacunados parcialmente en el grupo de los no vacunados?
A lo largo de la pandemia, los autores de los MMWR, los ensayos de vacunas y los estudios de observación midieron la eficacia de las vacunas midiendo los resultados sólo en las personas totalmente vacunadas (14 días después de la segunda inyección) en comparación con las no vacunadas.
¿Por qué debe medirse la eficacia de una intervención a partir del momento de máximo efecto?
Además, si hay un riesgo asociado a la intervención (en este caso una serie primaria de dos vacunas), esa señal se perderá si los parcialmente vacunados son excluidos del grupo de tratamiento, y peor aún, incluidos en el grupo de no tratamiento (no vacunados).
El experto en estadística, Mathew Crawford, analizó las posibles consecuencias de este enfoque, afirmando:
” … si se computa sin tener en cuenta lo que ocurre durante el período inicial -independientemente de las expectativas de eficacia durante ese tiempo-, entonces no se está examinando la suma total de los efectos de la terapia”.
Sin embargo, esta práctica sigue sin ser cuestionada por los principales medios de comunicación o los comités consultivos de la FDA y los CDC. Aún así, es evidente que esto hará que se magnifique la eficacia de la vacuna.
Los datos del ensayo original de Pfizer (en adultos) demostraron una eficacia de la vacuna de sólo el 52,4% (Tabla 13) durante el periodo entre la primera y la segunda dosis.
Si se compara la incidencia de COVID entre los receptores de placebo y de la vacuna desde el momento de la primera inyección, la eficacia de la vacuna sería del 82%. No obstante, se permitió a Pfizer reclamar una eficacia del 95% contando sólo los casos de COVID ocurridos dos semanas o más después de la segunda dosis.
El ensayo pediátrico no informó sobre los casos de COVID entre la primera y la segunda inyección.
En el MMWR, las hospitalizaciones entre los parcialmente vacunados se contabilizarán en la columna de los no vacunados. Esto exagerará automáticamente el beneficio de estar completamente vacunado.
También plantea la pregunta: Si los autores fueron capaces de diferenciar entre los vacunados totalmente, los parcialmente vacunados y los no vacunados, ¿por qué no los separaron en tres grupos para ofrecer una mejor información? ¿Fue un descuido inocente?
En su lugar, optaron por informar en sus limitaciones de que “… los análisis basados en el estado de vacunación están sesgados hacia la nulidad porque los niños parcialmente vacunados fueron agrupados con los niños no vacunados”.
Esta es una afirmación notable. El “sesgo hacia lo nulo” indica que se está subestimando el beneficio protector de la vacunación porque incluyen a los parcialmente vacunados con los no vacunados.
En otras palabras, asumen que la vacunación parcial debe conllevar un beneficio protector.
¿Cómo lo saben? Como ya se ha dicho, en los ensayos pediátricos no se tabularon los resultados de la COVID entre los parcialmente vacunados.
Los CDC no sólo incluyeron a los niños hospitalizados parcialmente vacunados entre los no vacunados (aumentando así la eficacia de la vacuna), sino que afirmó que esto produce el efecto contrario.
Por último, no se puede descartar la posibilidad de que algunas de estas hospitalizaciones se deban a efectos adversos de la vacuna.
Los acontecimientos adversos conocidos, como cefaleas, mialgias, dolor abdominal, alteración del estado mental/confusión, dolor torácico, diarrea, fatiga, fiebre/escalofríos, dolores musculares/mialgias, náuseas/vómitos, erupción cutánea y convulsiones se consideraron signos de sospecha de COVID.
Resumen
Estos son los puntos clave:
- La vacuna no ofrecía ninguna protección para prevenir la enfermedad grave.
- El riesgo de hospitalización por COVID es extremadamente bajo.
- La protección contra la hospitalización apenas cumple los requisitos mínimos de la EUA.
- Se sigue ignorando el riesgo de la vacunación.
En cuanto a la prevención de la hospitalización, el informe de los CDC coincide con los datos de Nueva York, que demostraron una eficacia del 50% al final de un periodo de siete semanas.
Es probable que la eficacia de la vacuna en esta población sea un reflejo de los resultados de Nueva York, que demostraron un fuerte descenso semana tras semana.
Aunque los principales medios de comunicación promovieron el informe de los CDC como justificación para obligar a los padres a vacunar a sus hijos, este MMWR es en realidad la confirmación de que estos productos tienen muy pocos beneficios con un riesgo que sigue siendo desconocido y no es reconocido por los autores.
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