Por Infowars
Durante una reunión del Foro Económico Mundial en 2017, el miembro del comité directivo de Bilderberg, Klaus Schwab, le preguntó al cofundador de Google, Sergey Brin, si podía imaginar un futuro en el que todos tuvieran un chip cerebral implantable.
Schwab hizo el comentario en relación con los comentarios de Brin, quien es un líder mundial joven del WEF, y destacó que las soluciones de aprendizaje automático se crean constantemente en el campo de la bioquímica.
WEF’s Young Global Leader and Google owner Sergey Brin with Klaus Schwab at Davos pic.twitter.com/vX3JlDavLv
— Wittgenstein (@backtolife_2022) April 26, 2022
“Entonces, las herramientas digitales de Big Data [están] al servicio del progreso médico y biológico y avanzan muy rápido”, dijo el fundador de WEF y arquitecto de Great Reset.
“Pero, ¿pueden imaginar que dentro de 10 años, cuando estemos sentados aquí, tengamos un implante en el cerebro y pueda sentir de inmediato, porque todos ustedes tendrán implantes [le dice a la audiencia], puedo, y medimos todas sus ondas cerebrales, y Puedo decirle inmediatamente cómo reacciona la gente, o puedo sentir cómo reacciona la gente a sus respuestas. ¿Es imaginable? preguntó.
“Creo que eso es imaginable”, afirmó Brin, y luego describió un posible futuro transhumanista donde la conciencia podría trasplantarse a máquinas.
“Creo que puedes imaginar eso, te imaginas, bueno, vas a ser trasplantado a, ya sabes, Internet, por así decirlo, para vivir para siempre en un ámbito digital. Ya sabes, puedes imaginar que, ya sabes, solo en tu encarnación biológica vas a vivir una edad muy larga”.
Brin continuó afirmando que es imposible predecir hacia dónde podría dirigirse la tecnología.
Mientras tanto, el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, ha confirmado que su proyecto de chip cerebral Neuralink está en camino de probarse en humanos para fines de 2022.
Yes
— Elon Musk (@elonmusk) April 24, 2022
La extraña discusión revela el futuro transhumanista que los globalistas imaginan para la humanidad, a quienes quieren condenar a una prisión digital donde las personas puedan ser controladas más fácilmente.
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