Por Amanuensis  /  The Daily Sceptic

Traducido por el equipo de sott.net

Desde el principio, los Informes de Vigilancia de las Vacunas de la UKHSA (Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido) se deleitaron contándonos cuántos millones de personas se habían vacunado. Sin duda, se consideraba un aspecto importante del mensaje que el Gobierno quería enviar a la población.

Una semana tras otra, el número de vacunados aumentaba, indicando que cada vez más personas estaban protegidas de la infección por las probadas, seguras y eficaces vacunas… Y la nación esperaba con ansia el momento en el que alcanzáramos la tan anunciada inmunidad de rebaño que significara que nuestra nación estaría libre del azote de la covid.

Este aspecto del informe se interrumpió en abril de este año, mes en el que se produjo una ola de covid que alcanzó un máximo del 7% de la población del Reino Unido infectada simultáneamente con covid.

El gráfico final de la UKHSA sobre la cobertura de la vacuna en ese informe de abril de 2022 mostraba que la aceptación se había estancado en la mayoría de los grupos de edad.

¿Dejó finalmente la UKHSA de publicar los gráficos de actualización de vacunas en su Informe de Vigilancia de las Vacunas porque habían dejado de servir a su propósito? La falta de un aumento significativo en la aceptación de las vacunas seguramente sería interpretada por los «indecisos de las vacunas» como que había un número significativo de personas que, al igual que ellos, estaba decidido a evitar las vacunas covid. No obstante, los datos de cobertura vacunal siguen vivos en los informes de vigilancia nacionales de gripe y Covid-19.

Me parece que este cambio de lugar es bastante extraño, porque aunque podría aceptar que un informe sobre la vigilancia de las vacunas incluya la cobertura de las mismas, hay menos razón para que se incluya en un informe sobre la incidencia de la enfermedad. Más extraño aún es que mientras la UKHSA dedica 13 páginas de 84 (15%) a la cobertura de las vacunas anticovid, sólo hay una página y media dedicada a la cobertura de las vacunas antigripales.

Yo habría pensado que los datos sobre la cobertura de la vacuna antigripal serían igual de importantes que los datos sobre la cobertura de la vacuna covid en un informe de «vigilancia de la gripe y la Covid-19». En la actualidad estamos escuchando ruidos cada vez más frenéticos sobre la importancia de recibir tanto los refuerzos bivalentes como la vacuna contra la gripe.

En efecto, ya se están haciendo advertencias desesperadas sobre la gravedad de la temporada de gripe que se avecina (de hecho, la están promocionando como una «tripledemia» de covid, gripe y VRS). Estoy seguro de que si resulta ser tan brutal como afirman, se culpará a la escasa adopción de la vacuna contra la gripe.

Ya he mencionado el hecho de que los gritos iniciales para que todos se vacunaran se basaban en lograr la inmunidad de rebaño. Esto se basaba en la «ciencia», dado que las vacunas eficaces que reducen el riesgo de infección a casi cero ofrecen los medios para reducir drásticamente la prevalencia de una enfermedad a casi cero una vez que se ha alcanzado el umbral de inmunidad de grupo.

A finales de 2020, este aspecto de la estrategia de vacunación contra la covid se debatió en un documento del experto mundial (y antiguo director científico del Ministerio de Defensa del Reino Unido), el profesor Roy Anderson. En este documento, analizó cómo se podría conseguir la inmunidad de rebaño, el impacto de una corta duración de la inmunidad (¡tan sólo 18 meses de protección casi completa!) y cómo las vacunas podrían dirigirse a diferentes partes de la población. Cabe destacar la recomendación de un periodo prolongado de vigilancia rigurosa de la vacuna:

Los ensayos de fase 3 nos informarán sobre la eficacia y la seguridad, pero son esenciales los ensayos de fase 4 bien diseñados [ensayos sólidos y seguimiento de los datos cuando se aprueben las vacunas/medicamentos y se administren al público en general] basados en un número representativo y amplio de los vacunados y en el seguimiento a lo largo del tiempo. Estos estudios registrarán cualquier acontecimiento adverso grave e identificarán si los individuos expuestos repetidamente adquieren infecciones por coronavirus, en particular el SARS-CoV-2, y si lo hacen, cuál es la gravedad de la enfermedad. Estos estudios longitudinales basados en cohortes necesitarán una planificación cuidadosa y una financiación sostenida, probablemente por parte de los gobiernos con la contribución de la industria. Estos estudios deberían dirigirse a los vacunados en grupos de alto riesgo, como los individuos mayores de 70 años y los que tienen comorbilidades que predisponen a la enfermedad grave.

 

Comentario: es todo mentira y desinformación. Todos los datos disponibles hasta ahora nos dicen que las vacunas de ARNm contra la Covid-19 no ofrecen ninguna protección contra la enfermedad y, de hecho, son mucho más peligrosas que el propio virus.

Por supuesto, estos estudios rigurosos brillan por su ausencia, habiéndose realizado principalmente estudios «observacionales» de menor calidad. Es sorprendente que tantos científicos de alto nivel en Reino Unido y en todo el mundo hayan permanecido callados sobre la falta de rigor de los estudios patrocinados por el Gobierno sobre el impacto de las vacunas. Estos individuos también han permanecido callados sobre el valor de esforzarse por lograr tasas de vacunación muy altas si las vacunas no ofrecen protección contra la infección (no hay inmunidad de grupo posible) y en el mejor de los casos sólo ofrecen protección contra la hospitalización o la muerte (ambos riesgos muy bajos para la población no vulnerable).

Por desgracia, resultó que las vacunas no han ofrecido una protección significativa contra la infección y, por tanto, contra la transmisión ulterior, y la «inmunidad de rebaño» es una frase que parece haber entrado en el baúl de los recuerdos.

Comentario: si observamos los hechos sobre la tan utilizada frase «inmunidad de rebaño«, podemos ver que desde que se iniciaron las campañas de vacunación masiva, la verdadera inmunidad de rebaño de la población humana disminuyó significativamente. Lo que antes era «virus sin importancia» ahora pueden causar una enfermedad grave y complicaciones en muchos individuos, aunque el número de vacunas y el porcentaje de población vacunada es mayor cada año. ¿Qué está pasando?

Los llamamientos a «vacunarse» cambiaron lentamente de «protégete a ti mismo» a «protege a la abuela» y luego a «protege al Sistema Nacional de Salud», sin ninguna explicación real al público de por qué estos mensajes tenían que cambiar.

He dejado de pensar que es extraño que nuestras autoridades no se hayan disculpado con todos aquellos que se pusieron las vacunas experimentales sólo «para proteger a los demás»; de hecho, la situación es que las vacunas se pusieron en marcha para lograr la inmunidad de rebaño y sólo por casualidad han resultado ofrecer cierta protección contra la hospitalización y la muerte (si es que es así; incluso hay pruebas de que están haciendo más probable la hospitalización y la muerte por covid). Nuestras autoridades están, por supuesto, muy interesadas en decir a todos que las vacunas siempre se destinaron a lograr este resultado final, incluso con muy poca evidencia de los ensayos originales de la vacuna de que esto estaba ocurriendo.

A veces me pregunto por qué cualquier persona menor de 60 años se vacuna en estos momentos. Creo que podría ser un efecto de inercia de la vacunación, en donde la gente simplemente hace lo que hacía antes sin molestarse en preguntarse por qué. Tal vez este efecto de inercia de la vacunación cese pronto. Luego, también, existe el efecto «habría sido peor si no me hubiera vacunado», en donde las personas sanas y no vulnerables pasan varios días sintiéndose realmente mal cada vez que se infectan con covid, pero agradecen no estar en el hospital.

Estoy seguro de que los del «habría sido peor» se sorprenden de que cualquier no vacunado haya sobrevivido a esta pandemia de covid. Esto me recuerda a la encuesta realizada en 2020 en la que los encuestados creían que el 7% de la población del Reino Unido había muerto de (o con) covid, aunque la realidad era que había muerto menos del 0,1% de la población, y esto estaba muy sesgado hacia los más ancianos y otras personas vulnerables, lo cual es relevante porque pone de manifiesto que la mayoría de la población no estaba en alto riesgo de covid en primer lugar. Una vez más, se ha olvidado que muchas personas fueron engañadas, y que las fuentes oficiales de información no intentaron rectificar este malentendido en su momento.

Mi último punto sobre los datos de aceptación de la vacunación es quizás el aspecto más importante que debería discutirse, aunque no se trata realmente del número de vacunados, sino de cuántas personas en el Reino Unido siguen sin vacunarse. Los datos que tenemos sobre el número de vacunados son quizá bastante sólidos (aunque hay dudas sobre los que pagaron para obtener su pasaporte de vacunas sin vacunarse, o si había quienes tenían contactos en el NHS que podían «fingir» que les inyectaban «su dosis gratuita»). Sin embargo, la cuestión del número de no vacunados en un momento dado es mucho más compleja de responder. A primera vista, parece sencillo: los que no están vacunados son los que no lo están.

El problema es que no parece que sepamos bien cuánta gente hay en el Reino Unido. La mayoría de las estimaciones oficiales utilizan la estimación de la población proporcionada por la Oficina de Estadísticas Nacionales, basada en los resultados del censo de 2020 más una estimación modelada de cómo podría haber cambiado la población desde ese momento.

Sin embargo, esta estimación parece ser inferior a otras estimaciones del tamaño de la población: por ejemplo, la ONS (Oficina de Estadísticas Nacionales) estima que el número de personas mayores de 18 años en Inglaterra es de aproximadamente 44.450.000 (estimación de julio de 2022), mientras que el número de personas mayores de 18 años inscritas en el NHS y que pueden recibir una dosis de la vacuna es de aproximadamente 50.850.000 (también de julio de 2022).

Es más, algunas partes independientes estiman una población aún mayor: desde las estimaciones de los supermercados basadas en la cantidad de alimentos vendidos hasta las estimaciones de las compañías de agua basadas en la cantidad de heces en que se convierten los alimentos, las estimaciones del tamaño de la población siguen superando obstinadamente la estimación de la ONS.

No entiendo cómo es posible que tengamos una estimación tan pobre de la población del Reino Unido; se podría pensar que es muy importante para muchos aspectos de su gestión, desde la prestación de servicios sociales hasta la planificación de cuántas carreteras debemos tener. Sin embargo, esta es la situación en la que nos encontramos, ¿quizás le resulte conveniente a nuestro Gobierno tener datos poco fiables sobre el tamaño de la población?

Aunque podría parecer que esta diferencia en la estimación de la población sólo tiene un pequeño impacto en las estimaciones del número de personas que permanecen sin vacunar en Reino Unido, adquiere importancia dada la altísima proporción de la población que ha recibido una dosis de la vacuna anticovid. Por ejemplo, el NHS informó de que había administrado 3.290.155 primeras dosis de la vacuna (de todos los tipos) a las personas de Inglaterra de entre 60 y 64 años a finales de junio de 2022:

  • El NIMS (Sistema Nacional de Gestión de la Inmunización) del NHS estimó que había 3.626.033 individuos en esta categoría de edad en ese momento, dejando 335.878 sin vacunar (o alrededor del 10% de la población en este grupo de edad).
  • La ONS estimó que había 3.196.813 individuos en esta categoría de edad. Esto dio lugar a la embarazosa situación de que había 93.342 personas más vacunadas que la población. El NHS sorteó este problema afirmando simplemente que el 100% de la población de este grupo de edad estaba vacunado y guardó silencio sobre los detalles.

Esta incertidumbre en el número de no vacunados en la población tiene un impacto que va más allá de simplemente hacer creer a la población que la mayoría de la gente estaba vacunada, y así quizá animar a los indecisos a unirse a la mayoría en la vacunación.

Muchas de las mediciones oficiales de la eficacia de las vacunas utilizaron la estimación más baja (basada en los datos de la ONS) del tamaño de la población, y por tanto estimaron un número muy bajo de no vacunados.

Esto tuvo el efecto de hacer que los casos de covid, las hospitalizaciones y las muertes parecieran estar ocurriendo en tasas mucho más altas en los no vacunados de lo que probablemente era el caso: resultados que han sido promulgados con entusiasmo en los informes de efectividad de las vacunas por nuestras diversas autoridades.

Este impacto de la incertidumbre en el número de no vacunados se ha tratado en muchas entradas del blog, pero posiblemente la evaluación más rigurosa del problema ha sido tratada por el profesor Norman Fenton en sus diversos artículos científicos y entradas del blog. Vale la pena leerlos.

En mi próxima entrada hablaré de un aspecto de la vacuna que parece ser una consecuencia directa de los altos niveles de vacunación: el aumento de las variantes de covid.

Amanuensis es exacadémico y alto científico del Gobierno. Tiene un blog en Bartram’s Folly. Suscríbase aquí.

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