Por RT / Contrapunto
La guinda que le faltaba a la convulsa agenda geopolítica: la emergencia sanitaria ha atraído la atención sobre la perturbadora existencia de instalaciones cuasi secretas donde se experimenta con materiales biológicos de gran peligrosidad. Aunque financiadas por gobiernos democráticos, son en gran medida opacas sobre sus actividades y fines. ¿Buscan antídotos para salvar al mundo o armas biológicas para dominarlo? Pablo Mura y Cris Martin investigan las claves del tema.
En la primera entrega de ‘Contrapunto’, el nuevo programa de RT, Pablo Mura y Cris Martin han analizado la cuestión de los laboratorios biológicos de EE.UU. repartidos por todo el mundo, un tema que es caldo de cultivo para una serie de teorías que, en ocasiones, son tildadas de conspirativas.
Desde Washington aseguran que son lugares donde se almacenan y estudian patógenos y toxinas que pueden ser una amenaza, detallando que sirven para investigar enfermedades peligrosas con objetivos médicos, por ejemplo, desarrollar vacunas, por lo que —argumentan— son necesarios por razones de seguridad nacional.
Pero en el resto de países crecen las sospechas acerca del posible desarrollo de bioarmas en dichas instalaciones, caracterizadas por su hermetismo y secretismo, por lo que se pone sobre la mesa la posibilidad de que sean utilizadas para atacar en caso de que el país norteamericano lo considerase necesario para preservar su ‘statu quo’ para expandir su territorio de influencia.
Ya en enero de 2019, antes de la pandemia del covid-19, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, manifestó su preocupación acerca de que un virus de laboratorio fuese puesto en circulación por alguno de los más de 200 laboratorios biológicos estadounidenses, algunos de los cuales se hallan en las fronteras de Rusia y de China.
Asimismo, el funcionario ruso aseguró que, teniendo en cuenta la existencia de esos centros, el aumento del control epidemiológico global y de las investigaciones científicas en el ámbito de la seguridad biológica está cobrando cada vez más importancia.
«Las bioarmas se pueden convertir en un grave problema mundial de riesgo creciente», comentó Martin. En su opinión, la biotecnología implica un «peligro innato para crear situaciones social y económicamente caóticas y ruinosas en los países contra los que se utilice».
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