Por Mundo Esotérico y Paranormal

Puedes pensar que los misterios más grandes y desconcertantes del universo existen más allá de nuestro planeta, en el borde de un agujero negro o dentro de una estrella en explosión. Pero lo cierto es que los grandes misterios del universo nos rodean, todo el tiempo. Incluso nos impregnan, navegando directamente a través de nuestros cuerpos. 

Uno de esos misterios son los rayos cósmicos, hechos de pequeños fragmentos de átomos. Estos rayos, que nos atraviesan en este mismo momento, en un principio no deberían ser dañinos para nosotros ni para ninguna otra vida en la superficie de la Tierra, sin embargo hay científicos que aseguran que afectan al clima terrestre.

Algunos llevan tanta energía que los físicos están desconcertados sobre su origen. Muchos son demasiado poderosos para haberse originado en nuestro Sol o a partir de la explosión de una estrella. Debido a que los rayos cósmicos no suelen viajar en línea recta, ni siquiera sabemos de dónde proceden. Pero ahora una nueva investigación revela un posible candidato.

‘Ataque’ desde el espacio

Los científicos han estudiado durante mucho tiempo los rayos cósmicos, partículas (que podrían ser electrones, protones o iones de elementos pesados) que viajan por el universo casi a la velocidad de la luz. 

Son creados por varios procesos que involucran grandes cantidades de energía, como la explosión de una supernova, la fusión de dos estrellas o por un agujero negro que traga grandes cantidades de gas.

Pero ahora, nuevos cálculos realizados con el observatorio del Experimento Cherenkov de agua a gran altitud (HAWC, por sus siglas en inglés) revelan un nuevo candidato muy probable: una nube molecular gigante.

Según explica Paul M. Sutter, astrofísico del Instituto Flatiron, el nivel de energía de los rayos cósmicos se mide en una unidad conocida como electronvoltio (eV). Hay rayos cósmicos de diferentes intensidades, pero los científicos han notado algo extraño: una “ruptura” en la curva en el rango 10 ^ 15 eV, de la cual hay muchos menos rayos cósmicos de lo esperado.

Para tener una idea del nivel de energía implicado, el acelerador de partículas más poderoso jamás construido, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC; en inglés, Large Hadron Collider), puede alcanzar 13 X 10 ^ 12 eV, o 13 Tera electronvoltios (TeV). Pero estos rayos cósmicos de alta energía son más de 1.000 veces más intensos.

Por lo tanto, los investigadores creen que los rayos con menor intensidad son producidos por procesos dentro de nuestra galaxia, pero los que están por encima de este límite proceden de fuera de ella. Lo que no sabíamos hasta ahora es dónde.

Y a pesar del nombre, los “rayos” cósmicos no viajan en línea recta como un rayo de luz. Como son partículas cargadas eléctricamente, están influenciadas y desviadas por los campos magnéticos de nuestra galaxia. 

Por lo tanto, encontrar la respuesta no es una simple cuestión de seguir el camino de regreso a una fuente. Para encontrar un “candidato”, los científicos del HAWC, ubicado en la cima del volcán Sierra Negra en México, buscaron “compañeros”: saben que cuando los rayos cósmicos golpean una nube de gas interestelar, producen rayos gamma.

Y estos viajan en línea recta, lo que nos permite determinar su origen.

Sutter explica al portal de noticias sobre el espacio y astronomía Space.com, que los científicos decidieron buscar fuentes de rayos gamma y escanear la región circundante en busca de una posible fuente de rayos cósmicos. 

Y pronto encontraron a HAWC J1825-134, una fuente de rayos gamma con energía superior a 200 TeV, que se encuentra cerca del centro de nuestra galaxia. Para nosotros, parece un “borrón brillante”, iluminado por lo que es quizás la fuente de rayos cósmicos más poderosa de la galaxia.

Aunque los científicos tenían una lista de posibles fuentes de rayos cósmicos de alta energía en la región, ninguno de ellos explica la señal encontrada. El centro de la galaxia era una posibilidad, pero está demasiado lejos de HAWC J1825-134.

Entonces quedan algunas supernovas, pero han explotado demasiado tiempo para generar rayos cósmicos ahora. Los púlsares, el núcleo de una estrella que explotó y ahora gira a gran velocidad produciendo lo que nos parecen “pulsos” de energía, también son fuentes de rayos cósmicos, pero están demasiado lejos de la fuente de rayos gamma.

Sorprendentemente, el origen parece ser una nube molecular, un cúmulo gigantesco de gas y polvo que ocasionalmente se contrae y da lugar a una estrella. Dentro de la nube, los científicos encontraron un cúmulo de estrellas recién nacidas. 

Pero ninguno de ellos debería tener suficiente energía para generar rayos cósmicos como estos. Los científicos admiten que no saben cómo emite rayos la nube. Pero de alguna manera, sin que nadie se diera cuenta, generó algunas de las partículas más poderosas de la galaxia y muy peligrosas para nuestro planeta.

Efectos peligrosos

Llegados a este punto te preguntarás cuanto de peligrosos son los rayos cósmicos para la vida en la Tierra. Los expertos en la materia nos dicen que las partículas que llegan a la tierra interactúan con nuestra atmósfera, que actúa como un “escudo de radiación”.

Los rayos cósmicos de alta energía nos bombardean todo el tiempo, pero interactúan rápidamente, produciendo partículas de mucha menor energía que impactan la Tierra sin causar daño a las formas de vidas. Sin embargo, los peligrosos efectos se sentirían a través del clima.

Durante dos décadas, el físico danés Henrik Svensmark, del Instituto Nacional del Espacio Danés (DTU Space) de la Universidad Técnica de Dinamarca, ha propuesto una teoría de la “cosmoclimatología”, que sostiene que los rayos cósmicos, junto con las manchas solares, son los verdaderos impulsores del cambio climático.

Su última investigación publicada en la revista científica Nature, Svensmark explica que es “la última pieza del rompecabezas” que explica cómo las partículas del espacio afectan el clima en la Tierra.

Además sugiere que los resultados indican que el impacto de la actividad solar en el clima es hasta siete veces mayor de lo que sugieren los modelos climáticos.

La teoría de Svensmark en pocas palabras es la siguiente: los rayos cósmicos son fragmentos atómicos, en su mayoría núcleos, lanzados al espacio, generalmente desde estrellas en explosión que bombardean constantemente la Tierra. 

Cuando ingresan a la atmósfera, su carga eléctrica ayuda a formar grupos de moléculas, aerosoles, que a su vez actúan como semillas o núcleos para que las gotas de agua se condensen creando nubes. Más rayos cósmicos significan más ‘núcleos de condensación de nubes’ (CCN), más nubes y un clima más frío. Menos rayos significa un clima más cálido.

Aquí es donde entra el Sol. En momentos de alta actividad solar, indicada por un mayor número de manchas solares, el campo magnético de nuestra propia estrella ayuda a proteger al planeta de los rayos cósmicos, lo que significa menos formación de nubes y, por lo tanto, temperaturas más altas.

Cuando el Sol está “tranquilo”, hay más ionización en la atmósfera, lo que significa más nubes y un clima más frío. El estudio argumenta que el resultado debería incorporarse en modelos globales de aerosoles, para probar completamente las implicaciones atmosféricas.

Entonces, todos estos datos nos demuestran que los rayos cósmicos sí influyen negativamente en nuestro planeta, y aunque algunos científicos le restan importancia, podrían afectarnos tanto físicamente como psicológicamente.

¿Crees que estos poderosos rayos cósmicos están afectando de laguna manera en la Tierra?

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