En septiembre de 2015, en pennsylvania, Estados Unidos, unos investigadores que buscaban inscripciones antiguas en la roca, encontraron algo que les describió un amigo ya fallecido y que habían estado buscando en otros lugares durante años. En el fondo de un arroyo de arenisca se encontraba cuatro grandes impresiones con forma de jarra.
Despues de varios dias de drenar parcialmente el arroyo, lograron tener una mejor vista de las impresiones, incluso encontraron otra impresión aproximadamente a 7 metros al este de las cuatro originales.
Por su forma, se creía que se trataba de posibles mitades de moldes de jarras dejadas por viajeros precolombinos hace miles de años. Está bien documentado que antiguos exploradores de varias culturas se aventuraron en América utilizando los ríos como carreteras en busca de aventuras, comercio, provisiones, conquista y nuevas tierras. Sin embargo, lo que encontraron no encajaba en absoluto con esa narrativa.
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