El método de defensa más básico y efectivo contra la manipulación lo llevamos integrado de serie. Es por la Reactancia que su cliente no quiere que le vendan o su amigo que le convenzan de algo que no piensa. Es por eso que los manipuladores expertos comienzan sus movimientos de ajedrez por debajo del radar para que nuestra reactancia no se dispare.
No puedes defenderte de algo que no percibes, así que el primer paso para defendernos de la manipulación es intentar detectarla como sea.
En el momento en que alguien percibe que le están tratando de convencer o manipular, la reactancia se dispara instintivamente y las barreras se levantan. De este modo, empezamos a negar argumentos, ponernos a la defensiva e incluso desestimar cosas que son claramente por nuestro bien.
Piense en el adolescente rebelde que no hace caso a consejos lógicos, o en ese cliente que deja pasar una oportunidad real y valiosa. Es la reactancia haciendo su papel. Las personas no queremos entregar nuestra libertad, porque eso significa que perdemos status ante el otro, que nos ha convencido y, por tanto, nos ha impuesto su voluntad.Pero en el caso del manipulador no es por nuestro bien realidad.
La diferencia fundamental entre manipulación y persuasión es que al manipulador solo le interesa su ganancia y le da igual lo que ocurra con nosotros, por eso empleará tácticas que la persuasión no aplica, como información falsa o la emoción hasta el extremo.Es decir, que el mero hecho de leer este contenido le hará más resistente a ser manipulado, porque empezará a reconocer los patrones y trucos que usan para engañarnos.
Evitar la información innecesaria. Es decir, no acercarnos ni a kilómetros de un manipulador, para evitar en lo posible el contacto y el contagio.
De todas las estrategias, esta es la más efectiva. No es la más épica, pero sí la que mejor funciona. De hecho, la primera estrategia de seguridad ante cualquier situación es siempre la evitación por todos los medios.
La estrategia básica para ganar una batalla con un manipulador es no entrar en la batalla. Esa es la única maniobra correcta porque cualquier otra tiene consecuencias.En épocas malas, tanto personales como de negocios, hay una tentación a hacer caso a clientes más dudosos, frecuentar peores compañías, caer en esquemas de «hágase rico sin esfuerzo» o «la culpa es siempre de otros» (así que mejor acabar con ellos).
Tenemos que evitar en la medida de lo posible eso, tenemos que dejarles solos y poner una campana de silencio al manipulador.
Es mucho mejor dejar pasar una «oportunidad» de trabajar con un manipulador que enfangarse con uno.
Nadie va por ahí exponiéndose a la gripe sólo para demostrar lo fuerte que es. Nuestra estrategia principal con una enfermedad y con la manipulación debe ser la misma: no entrar en su radio de acción en la medida de lo posible.
La primera es la mejor estrategia, pero es imposible evitar al 100% caer en la manipulación. Unas veces nos pillarán desprevenidos y, en otras, las circunstancias nos van a arrastrar a una situación, nos guste o no.
También habrá veces en que serán amigos, familiares o conocidos los que se verán en una situación de manipulación. Y habremos de vernos involucrados en su ayuda.
Sé que puede parecer sugerente ser el justiciero y creer que a nosotros no nos van a engañar, pero resista la tentación. Cada minuto que pase con un manipulador, se estará drenando de energía muy valiosa. La estrategia, si estamos ahí, es desengancharnos de la pelea cuanto antes, «golpear» solo para ganar distancia y luego evitar más contacto en el futuro.
Si está metido en negocios con un manipulador, finalice los contratos que haya, diga no hasta a lo más mínimo que le proponga, busque apoyos externos y no se aísle escuchando sólo al manipulador.
Cuidado cuando se utiliza un exceso de emocionalidad en los discursos que nos hacen o en las situaciones en las que nos meten, es muy probable que estén intentando manipularnos.
He visto en persona cómo actúan ciertas empresas poco éticas del campo de la autoayuda, por ejemplo. Organizan fines de semana en los que a los asistentes se les aísla (ver señal anterior) en un hotel o Spa, se les pone en un estado emocional alterado y muy subido (con ejercicios, prácticas y discursos que tocan fibras sensibles).
Después todo eso se aprovecha para vender programas y cursos más caros, por supuesto, con prisa y presión usando una falsa escasez (otro truco típico de manipulación).Una de las estrategias preferidas de los cultos para captar adeptos es lo que se llama la «bomba de amor». Se caracteriza porque todo el mundo te acepta sin condiciones, te sonríe y se comporta como si fueras lo mejor que les ha pasado en la vida, aunque apenas te conocen.
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